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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Luis María Ansón, crítico literario de RTVE

Ángel S. Harguindey

Televisión Española acaba de conseguir un importante salto cualitativo en su inevitable devenir hacia la orgía de violencia, manipulación mesiánica y electrodomésticos: de cajón de sastre a caja de Pandora.300 millones, nuevo programa añorante de las gestas de Pizarro, es sin duda alguna la reencarnación de la maléfica caja pandoriana. En cualquier momento se puede abrir y de ella saldrán, con toda seguridad, las más variadas sorpresas. En el programa del pasado domingo, mediada ya su emisión, la pantalla se inundó de la serena presencia de Luis María Ansón, presidente de la agencia Efe y hermano del actual director general de RTVE. Hasta aquí nada sorprendente, el señor Ansón, don Luis María, ya había explicado a los trescientos millones de telespectadores su concepto de «Hispanoamérica» en el primer programa. Lo aterrador y fascinante al mismo tiempo fue comprobar que el señor Ansón, don Luis María, la iba a emprender con Terra Nostra, compleja y sutil novela de Carlos Fuentes, y lo iba a hacer en calidad de crítico literario. Naturalmente lo que dijo sobre la obra de Fuentes -tras reconocer que sólo había leído dos de ellas- fue perfectamente digno y coherente para quien reconoce haber leído el 20% de la producción cultural del criticado, pero no era suficiente para desempeñar el papel de «crítico», pese a las enormes limitaciones que parece conllevar tal función, con el rigor intelectual mínimo exigible. El próximo domingo el señor Ansón volverá a castigarnos con una recesión bibliográfica, en esta ocasión sobre Diálogos del conocimiento, de Vicente Aleixandre, autor del que puede llegar a conocer el 30% de su producción (la poesía, ya se sabe, exige menos tiempo y concentración para su lectura) y sobre el que vertirá, sin duda, cinco o seis vulgaridades de contrasolapa. Lo fascinante del asunto es contemplar cómo en muy poco tiempo uno de nuestros mitos profesionales más queridos y monárquicos es capaz de asimilar en breve tiempo el talante y la concepción profesional del Selecciones del Reader's Digest. No ponemos en duda la honestidad remunerativa del señor Ansón. Sabemos de antemano que percibe lo mínimo indispensable, previsto en los presupuestos de la casa para el apartado de «críticos literarios de programas reconquistadores», lo que aquí se cuestiona es el rigor y la funcionalidad de sus opiniones como experto en algo que desconoce.

Es evidente que la cultura ha sido menospreciada con frecuencia. Es probable que incluso merezca ser vilipendiada, pero lo que no merece en ningún caso es ser banalizada hasta los extremos que consigue don Luis María. Bien está que Carlos Fuentes sea un intelectual de izquierdas. Bien está que Vicente Aleixandre o Corpus Barga nunca hayan demostrado su amor y fidelidad al Movimiento, pero ninguno de ellos, ni los que por extensión conformarían una parte de lo que tenemos a bien llamar «cultura», merece ser analizado por el señor Ansón y, mucho menos, cuando trescientos millones de ciudadanos latinoamericanos pueden ser sorprendidos sin previo aviso. Bien está que los hermanos Ansón -calificados en su día por Ramón Tamames como «los cuerpos represivos más importantes de España»- se ayuden mutuamente como miembros de un mismo tronco familiar, pero si don Luis María renunciase a su parcela analítica textual, la cultura y el sector de críticos literarios en paro se lo agradecerían.

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