_
_
_
_
Crítica:CINE / "UNA MUJER EN LA VENTANA"
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Romy y sus coroneles

Realizada para mayor lucimiento de Romy Schneider, La mujer en la ventana, a pesar de su realización relativamente reciente, es un filme viejo ya seguramente por culpa de la historia que en él se cuenta o, por mejor decirlo, por el modo en que ha sido realizada, adaptación incluida, a partir de la novela de Drieu La Rochelle. Se ha cambiado la época en que la acción sucede, convirtiéndola, además, en un relato de amor simultáneo a una acción política, que va desde la dictadura de Metaxas hasta la Grecia de hoy. De tal simbiosis ninguna de las dos se beneficia, en particular la de esta mujer asomada a la ventana, cuya aventura humana no llega en el filme a definirse. Desde el día en que acoge en su habitación a un perseguido político, su personalidad se escapa a fuerza de saltos en el tiempo y el espacio, entre cambios de escenario, amigos, amantes y marido complaciente, reducida poco menos que a objeto ornamental de la alta sociedad cosmopolita.Se diría que se trata de una historia de amor más de las que suele realizar Granier Deferre, pero, esta vez, reforzada con una carga social que no casa y resbala entre discusiones sobre estrategia política, viabilidad de los métodos de Stalin o simples referencias cronológicas a propósito de la vida de los personajes. Lo malo está en que cuando estos personajes dialogan sobre Sófocles ante las ruinas de los teatros griegos, apenas descubren nada de particular, lo cual si es malo, desde el punto de vista cultural, resulta peor desde el lado dramático, pues cuando charlan de amor lo hacen peor, si cabe.

Una mujer en la ventana

Según la novela de Pierre Drieu «La Rochelle». Guión y diálogos de Jorge Semprún. Dirección, Pierre Granier Deferre. Intérpretes: Rommy Schneider, Philippe Noiret, Victor Lanoux, Umberto Orsini. Dramática. Francia. 1976. Local de estreno: Torre de Madrid y Richmond

Hoy día, cuando los filmes de los realizadores griegos llegan a las pantallas de los festivales con sus auténticos problemas, sus auténticos rostros y sus héroes verdaderos, este filme poco inspirado, con su visión manida del pueblo griego, sus policías y campos de concentración y su final feliz a su manera, no va más allá de lo pintoresco o folklórico.

En el extenso reparto que sirve una serie de tipos tópicos: e diplomático frustrado en el amo de su mujer, el arrivista hombre d negocios, el activista honesto y he roico o el policía sádico, quien me jor se defiende, como siempre, e Philippe Noiret, cuya presencia oficio parecen capaces de sacar flote cualquier tipo de papeles.

Romy Sclineider, a quien lo años van pesando en el cuerpo, aunque no en el rostro, interpreta en su estilo habitual su papel de mujer eterna, entre fatal y aristócrata, tal como las concebía el público de los años treinta, empleando para convencernos toda su gama de miradas, vestidos exquisitos y desnudos discretos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_