Mario S.,
siciliano de veintiséis años, quiso emular a nuestro Don Juan y salió malparado. Tuvo que ser asistido en el hospital de lesiones de pronóstico reservado tras la paliza ejemplar que le propinaron las tres novias a las que cortejaba de forma simultánea. Las tres chicas, al enterarse de que Mario hacía a las tres y por separado las mismas y románticas propuestas, se pusieron de acuerdo para darle un escarmiento.
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