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Formalizada la adaptación técnica del acuerdo comercial entre España y el Mercado Común

La adaptación definitiva del acuerdo, la posible extensión del número de licencias de pesca y los preparativos para la presentación de la solicitud de candidatura de España al Mercado Común, son los tres temas actuales en torno a las relaciones hispano-comunitarias

Sobre el primero, Raimundo Bassols, embajador de España acreditado ante la CEE, intercambió ayer con Roland de Kergorlay, director general adjunto de Relaciones Exteriores de la Comisión Europea, las cuatro cartas, y una nota adjunta, que formalizan la adaptación del acuerdo comercial preferente España-CEE de 1970.Para terminar con ese litigio y actualizar los intercambios preferentes España-CEE a la realidad de la Europa de los nueve, el Gobierno español acepta perder la preferencia para los agrios españoles destinados al mercado británico, irlandés y, posiblemente, danés. Se trata, en realidad, de una pérdida de preferencia de dos meses (de noviembre a diciembre), ya que a partir del 1 de enero España debería contar con un nuevo acuerdo que conceda ventajas tarifarias a los agrios españoles «análogas a las de otros países de la cuenca mediterránea». Tal es el compromiso que la comisión propuso a España y que el Gobierno aceptó, ante la intransigencia de Italia, que no quería prolongar la libre entrada de las naranjas españolas en el mercado británico.

Parece evidente que el Gobierno no ha querido comprometer el «buen clima» que debe reinar el jueves en Bruselas cuando el ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, presente las tres cartas de solicitud para la entrada de España a las Comunidades Europeas (CEE, CECA y Euratom).

Es por ello que el tema de la adaptación técnica del acuerdo debía quedar resuelto. Lo está ya.

En otoño, nuevas negociaciones

Hay la promesa «formal» de reunirse en otoño para discutir las bases de un nuevo acuerdo. Se espera que el hecho de contar, para entonces, con un «sí» político de los nueve sobre el deseo de España de integrarse totalmente a la CEE, dé un giro total a las negociaciones y facilite las cosas.

«La extensión es autónoma y con carácter unilateral», recordó Bassols a la prensa. Citó la próxima reunión de la comisión mixta del acuerdo actual, que en septiembre u octubre servirá de foro para que los comunitarios se quejen de que los españoles tenemos todavía más del 5% de importaciones no liberalizadas, y para que los españoles digan a los comunitarios que abusan del artículo del acuerdo, con sus múltiples prácticas proteccionistas que afectan a la exportación industrial española hacia Europa (acero, textiles, cacerolas y, en el futuro, quizá papel y porcelanas). Raimundo Bassols, con aire optimista, al haber ganado la batalla de una presentación rápida de la adhesión, a pesar del malestar de ciertos medios políticos y económicos, que habrían preferido meditar algo más el transitorio paso, declaró que «las negociaciones de adhesión son el objetivo fundamental al que entraremos con gran espíritu europeo y comunitario».

Programa del señor Oreja

El embajador se excusó de su obligada discreción ante la prensa y anunció, con todo detalle, el programa -conocido- de la estancia del ministro señor Oreja en Bruselas, de martes a jueves de esta semana.

Entrevista con Jenkins y Natali, por parte de la comisión, reunión de trabajo con los embajadores españoles acreditados en las nueve capitales de la CEE y entrega de las tres cartas de solicitud de adhesión a las Comunidades al presidente en funciones del consejo de la CEE, el ministro belga de Asuntos Exteriores, Henry Simonet.

Finalmente, en el capítulo pesquero, una entrevista de Félix Bragado, director general de Pesca, y Raymond Simonet, director de Asuntos Pesqueros de la comisión europea, sirvió para confirmar que no hay posibilidades de acuerdos entre España y la CEE, mientras no se concedan mayores facilidades pesqueras a los barcos españoles.

El Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, siempre en relación con el litigio pesquero España-CEE, derivado de la extensión a doscientas millas de las aguas de pesca de la CEE, decidió prorrogar la actual situación, es decir, 124 licencias y cupos para capturas, «hasta que terminen las negociaciones para un acuerdo definitivo», según declaró un portavoz de la CEE a EL PAIS. No progresó, pues, la idea de la comisión europea de ampliar las licencias hasta 202, ya que España, en buena lógica, no quiere retirar sus reservas a las importaciones de pescado, mientras dure el conflicto con la CEE. «Hay que hacer comprender a los comunitarios que si lo que quieren es acabar con la flota pesquera española, lo único que conseguirán es heredar un problema socioeconómico importante dentro de tres o cuatro años, cuando España sea miembro de la CEE», declaró Raimundo Bassols. Parece ser que tal razonamiento gana terreno entre los nueve, que tendrán en cuenta el factor político que representa el que Madrid pida oficialmente la entrada a las Comunidades.

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