La ampliación de la CEE, en la agenda del primer ministro italiano en su visita a Francia
El croquis de compromiso histórico realizado anteayer en Roma entre los seis partidos constitucionales será probablemente uno de los aspectos que más le interesarán al presidente francés, Valery Giscard d'Estaing, cuando se entreviste con el presidente del Consejo Italiano, Giulio Andreotti, en esta capital. Mañana lunes, este último iniciará una visita oficial de trabajo de dos días, donde también se tratará la ampliación del Mercado Común.El jefe del Gobierno italiano y el presidente francés dialogarán sobre la situación internacional, teniendo en cuenta que el primero viajará a Estados Unidos a finales de este mes y a Arabia Saudita a primeros de agosto. Ningún contencioso especial está previsto, salvo un examen detallado de la evolución de la situación económica: pero sobre esta cuestión, el señor Andreotti intercambiará impresiones más profundamente con el primer ministro francés, Raymond Barre, en situación más apurada que su homólogo italiano: éste, en efecto, después de la moción parlamentaria común, firmada anteayer por los seis partidos constitucionales, se siente más seguro y, por añadidura, contrariamente al premier francés, no tiene a la vista más elecciones históricas, como lo serán las legislativas de marzo del 78.
Los señores Andreotti y Giscard se informarán mutuamente, sin duda, sobre la evolución de sus políticas interiores y, esto, en el marco más concreto de la Europa del sur. La ampliación de la Comunidad Económica Europea (CEE) sería otro tema de estudio para los responsables del Gobierno italiano, que recientemente han visitado Portugal, España y Grecia, los tres países que llaman o van a llamar pronto a la puerta del Mercado Cornún. Aprovechando esta visita, París y Roma desearían concertar una postura común. Como ya se ha informado, los dirigentes franceses de la mayoría gubernamental, como los de la oposición de la Unión de la Izquierda, han venido manifestándose hostiles al ingreso de nuevos miembros. Y con variaciones de vocabulario, todos ellos han traducido sus sentimientos como lo hizo, la semana última, el señor Giscard: «Les ayudaremos, pero no queremos perjudicar a los agricultores franceses». Los intereses económicos que defienden los italianos, los agrícolas especialmente son parecidos a los franceses, pero los primeros no están condicionados, como los segundos, por los comicios importantes, ya evocados, que les aconsejarán a la derecha, como a la izquierda francesa, una cierta intransigencia para no perder electores.
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