El siguiente paso

Después del voto masivo popular en favor del cambio y en contra de cualquier forma de continuismo franquista -diez millones de votos contra siete millones y medio- el gran paso hacia la democracia son las elecciones municipales. Los municipios son la base real de la vida política del país. En ellos, sobre todo en los de gran dimensión, se hallan planteados, a reducida escala, buen número de problemas que son los mismos problemas que tiene ante sí en los actuales momentos el Estado. Las aglomeraciones demográficas de nuestras grandes ciudades adolecen escandalosamente de la falta de los requerimientos básicos de una sociedad moderna. Las viviendas son escasas, caras y deficientes. Hay núcleos enteros del suburbio que viven en condiciones de miseria inaceptables. La carencia escolar es visible y, notoria. Los transportes son deficitarios y caros. La infraestructura sanitaria y hospitalaria, insuficiente. La calidad de la vida, el equilibrio ecológico, el respeto a la naturaleza, las zonas verdes, han sido en muchos, casos torpemente- agredidos por quienes se consideran conservadores. Los vecinos se agrupan y protestan en asociaciones cada vez más poderosas y numerosas que han tenido que abrirse paso desde la ilegalidad y la persecución. El gigantismo urbano ha proliferado en gran parte de los casos sin planificación adecuada. La especulación ha dirigido el crecimiento anárquico de las urbes hacia de formidades monstruosas. Y las corrupciones de toda índole han servido de trama consistente a ese triste balance de resultados después de tantos años de inexistente vida municipal democrática.Enquistamiento político

Si pasamos al examen. de los municipios de menor población, nos encontramos con un largo enquistamiento político de los regidores designados autocráticamente desde hace muchos años en millares de casos, con lo que han brotado espontáneamnte las plantas trepadoras del caciquismo en sus peores formas conocidas. Miles de ayuntamientos españoles siguen siendo los feudos administrativos y políticos del teóricamente fenecido Movimiento Nacional y sus servicios han sido aprovechados de un modo óptimo en las recientes elecciones generales por las candidaturas del oficialismo y del neofranquismo. Por eso el siguiente paso hacia la democratización plenaria de la vida pública hay que darlo sin vacilaciones ni retraso en todo el país. Elecciones basadas en el sufragio universal para la totalidad de las corporaciones, incluyendo, por supuesto, en esa demanda a los alcaldes de nuestras dos primeras ciudades, Madrid y Barcelona, que deben ser elegidos por la población y no designados por el. Poder. Esas elecciones municipales que han de sanear toda la base de la existencia política española desde supuestos democráticos aceleran el ritmo de la transición.

El voto popular en las municipales

Los resultados definitivos del escrutinio de los votos populares hacen pensar en la urgente necesidad de preparar la campaña para lograr los ayuntamientos en la mayoría del país. Una coalición electoral de signo inequívocamente democrático que alcance desde las opiniones liberales ajenas al oficialismo pasando por anchas zonas del centro ideológico independiente, la burguesía más progresiva, los empresarios medios y pequeños, hasta el socialismo y toda la izquierda democrática. Ejemplos de una coalición de esa índole ya los han dado las recientes elecciones,en las candidaturas del Senado de Madrid, Cataluña, el País Vasco y una serie de provincias con resultados, en algunos casos, muy espectaculares. Esas fuerzas políticas y sociales ocupando, con, programas comunes conectados con el interés general, los municipios más importantes de España y un considerable número de los de dimensión media remataría la transición política para dar paso a la España democrática y a la Monarquía constitucional de un modo pacífico y legal.La Monarquía promotora del cambioLa Monarquía no debe temer a ese proceso renovador de la vida municipal que propugnamos, temor quizá inspirado por el recuerdo de las jornadas abrileñas de' 193 1. Los supuestos son enteramente distintos. Allí la Monarquía era acusada de haber quebrantado la Constitución, en 1923, aceptando la dictadura. Ahora la Monarquía es la promotora del cambio, desmontando los rodajes de la dictadura que hubo de heredar forzosamente en 1975 y abriendo el país hacia la vida pública democrática. Entonces la. Monarquía no supo resolver los prob1 emas catalán y vasco que resurgieron con fuerza después del silencio impuesto de los siete años. Y la Corona se había enajenado el respeto de losintelectuales. Ahora el Rey está sensibilizado hacia los apremiantes problemas de Cataluña y el País Vasco, que han vuelto a brotar con inmensa potencia después de otros cuarenta años de silencio obligado. Y se percata del papel relevante de los hombres del pensamiento y de la cultura en la vida colectiva del país. Finalmente, la Monarquía de ayer no supo, o no pudo o no quiso, traer al Partido Socialista a las alternativas de gobierno, lo que motivó en gran parte su caída. Felipe González ha sido_ el primer líder del socialismo español que ha sido recibido oficialmente por un Rey de España.La Corona símbolo de,unidadLa Monarquía no debe, pues., mirar con recelo esta gran' consulta municipal que se;exige al Gobierno en plazos perentorios, dada la caótica situacion política en la que van a entrar la mayor parte de los munícipios espanoles tras conocerse las cifras del voto popular en cada ciudad. Puede que- no la quieran o la intenten retrasar los que tratan de sembrar sospechas y aprensiones para encubrir su verdadero temor: el de ser desplazados de las posiciones oligárquicas que ocupan todavía, a pesar del viento huracanado que ha supueslo el resultado en cifras del voto popular.

La Corona es el símbolo de nuestra verdadera unidad. Es la instancia arbitral suprema que .ampara a los ciudadanos. Sirve de soporte a la cohesión social y de neutralizadora de las pasiones políticas. Tales son algunas de sus funciones más eminentes. Lo que no debe ocurrir en ningún caso es que subrepticiamente trate de instalarse en sus aledaños un nido de cuclillos.