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Crítica:CINE/ "ZABRISKIE POINT"
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una visión superficial de América

Hay muchas formas de ver un país, de intentar comprenderlo. La peor, desde luego, es intentar entenderlo desde fuera. En esto de interpretarlos, no los hay grandes o pequenos, mas si de lo que se trata es de damos radiografía, perfil o peso específico de un coloso económico, militar, racial o histórico, complejo y abigarrado como pocos, tal como se nos presentan hoy los EE. UU. de América, la empresa va más allá de las normales posibilidades del actual cine comercial, viniendo a evidenciar sus limitaciones.Para ello habría sido necesario acertar en la anécdota, con una historia trascendente, con unos personajes que, más allá de lo cotidiano, fueran capaces de encarnar, simbolizar o representar al menos, los nuevos tiempos del final de los sesenta, cuando las universidades de aquellas latitudes ardían en conflictos sociales y el país en toda serie de manifiestos contestatarios.

Zabriskie Point

Dirección: Michelangelo Antonioni.Intérpretes: Mak Frechette, Daria Halprin y Rod Taylor. EE. UU. Color. Drama 1970. Local de estreno: Felipe II

La verdad es que Antonioni y sus colaboradores no han querido o no han sabido profundizar en la auténtica entraña de¡ problema. Cuando se recuerdan las obras llevadas a cabo en aquellas latitudes por directores europeos, más o menos integrados en la cultura del otro lado del Atlántico, más se echa en falta una toma de contacto con la América real, un planteamiento vivido, nio imaginado o visto veloz y superficialmente, tal como da la impresión de haber sido concebida y realizada esta película.

Viendo este filme de Antonioni, se tiene la impresión de conocer un país por su epidermis, en su pura superficie, a través de personajes tópicos y con temas que si en su época no lo eran, el tiempo los ha vuelto inservibles, pan nuestro de cada día, incluso en nuestras propias calles y universidades.

Sociedad de consumo, revolución y represión, ecología y vuelta a la naturaleza se nos dan aquí casi como atractivo cuadro de contrastes antes que como auténticos problemas. La lucha entre stablishment y contracultura, a fuerza de esquematizar, acaba por resultar ridícula, como el viaje a través del desierto, a lo largo de la carretera o desde el aire, cuando se le compara con aquel otro viaje de Easy Rider.

Todo lo que en el joven cine americano hay de rabia y verdad, de denuncia violenta e insatisfecha, se convierte en Zabriskie Point en algo manido y muerto, más que por su propia entidad perecedera, por el ojo apagado que lo observa y presenta. La historia del estudiante colérico que acabará muerto por la policía, tal como nos imaginábamos desde un principio, y la secretaria adolescente en busca de un lugar propicio para sus meditaciones, nos dice poca cosa, entre otras razones, porque aparece fríamente interpretada y porque no acaba de encajar en esa otra cara del filme, en ese otro documental no demasiado afortunado tampoco, que contribuye a su vez y de modo fundamental, a dar a la película un tono ambiguo y poco claro. Es como si el realizador, a fuerza de darnos las claves de su historia y a la vez de EE. UU. de América, mezclara dos géneros, dos estilos aquí dispares, sin acertar en ninguno de los dos, sin conseguir acercarnos a la realidad, ni saltar la barrera de cierta poesía banal, ni siquiera en los famosos momentos del amor múltiple o en la ingenua destrucción simbólica de los consabidos bienes de consumo.

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