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Documento vaticano sobre la escuela

La Escuela católica es el título del documento vaticano preparado por la Sagrada Congregación para la educación católica y que quiere salir al paso de las objeciones hechas a la escuela católica, al considerarla clasista, superada e incapaz de una formación auténtica.

El documento está divido en siete capítulos. El primero de ellos trata de la escuela católica y la misión salvífica de la Iglesia, y dice que la escuela forma parte de la misión salvífica de la Iglesia según el designio divino.Añade que «la Iglesia, escuchando a la actual sociedad pluralista, propone el pensamiento cristiano, se esfuerza por formar personalidades equilibradas, comunidades cristianas convencidas, sostiene el principio del pluralismo escolar, responde con las escuelas católicas a las actuales exigencias de colaboración y ratifica el valor de la escuela católica».

El segundo capítulo versa sobre la problemática actual en torno a la escuela católica y sale en defensa de las objeciones de «lugares de proselitismo» y rechazo de las instituciones de la Iglesia.

El tercer capítulo considera a la escuela como el lugar de la humanización por medio de la asimilación sistemática y crítica de la cultura, e insiste en la dimensión ética del aprendizaje.

El proyecto educativo de la escuela católica es el tema del cuarto capítulo. Los fines de la escuela católica, dice el documento, «son lograr una síntesis entre cultura y fe y entre fe y vida».

La personalidad del educador merece una atención especial en el documento vaticano. Le considera «testimonio responsable y operante de las virtudes cristianas» y agrega que la escuela católica es lugar de encuentro de las comunidades cristianas.

Los destinatarios de la enseñanza católica, continúa el texto del cuarto capítulo, son,«en primer lugar, los que carecen de medios económicos, o están privados de la ayuda y del afecto familiar, o están alejados del don de la fe ».

El capítulo quinto trata de las responsabilidades de la escuela católica de hoy, las cuales exigen «conciencia de la propia identidad, autocrítica constante y continua atención a las sugerencias de todos los educadores, incluso de los que trabajan en escuelas estatales».

El capítulo sexto describe las líneas operativas de cuantos trabajan en el campo de la enseñanza. El documento describe sus derechos y deberes e insiste en la validez del apostolado escolar.

El texto subraya que, dada la situación económica de algunas escuelas católicas en algunos países, el Estado contribuyó con ayudas, lo cual es laudable para el documento porque garantiza el pluralismo escolar.

En el séptimo y último capítulo, el documento vaticano exhorta al apostolado escolar, adaptándose a las actuales exigencias, con convencimiento de la validez de las escuela católica.

El texto concluye animando a las conferencias episcopales y «a todo el pueblo de Dios» a poner en marcha estas iniciativas, que «son premisas para ulteriores ahondamientes».

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