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¿Qué presidente tenemos?: un perfil de Suárez

No hace mucho, siendo ya presidente del Gobierno, estaba el matrimonio Suárez-Illana invitado a La Zarzuela. Charlaban cordial mente y con entera confianza con los Reyes. De pronto, Suárez, que suele utilizar mucho el juego de humor, la broma y la declaración inesperada, dirigiéndose a Don Juan Carlos, le dice:, «Algún día Vuestra Majestad será súbdito mío.» El Rey, sorprendido, le interroga con la mirada, Suárez ataja rápido: «Naturalmente, Señor, seguiréis en el Trono de España, pero yo presidiré el Parlamento Europeo.» La fugaz tensión se desvanece en carcajadas de todos. Amparo Illana tercia con mano izquierda: «Tú ándate con estas bromas delante del Rey y ¡verás adónde vas a llegar! »Un hombre encantador, con simpatía por arrobas, con don de gentes: sabe, con cada persona, qué «tecla» ha de pulsar para que la conversación fluya por los derroteros que el de enfrente domina: «Cuando hablas con Adolfo -me decía alguien de su esfera íntimate sientes importante. No te das cuenta, pero te va haciendo hablar de eso que te gusta. Creo que no es una técnica en él, sino un arte social congénito.» «Se mete a la gente en un bolsillo, porque tiene encanto natural: es gratísimo, cortés, cordial, abierto, preciso en la expresión, acertado en las reflexiones muy rico en los matices.... y sabe escuchar como pocos. »

Herrejo Tejedor, Camilo Alonso Vega, Franco, Carrero.... el rey algún día conocieron a Adolfo Suárez y se fijaron en él, prestándole una especial atención. Y nunca les defraudó. Así de sencillo. Así de difícil.

Franco comentó de Suárez que era «un político audaz». Carrero le tuvo en la primera lista de su Gobierno, una vez designado presidente.

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Similitudes con Franco

Profundo sentido de la lealtad. Atávico patriotismo. Sentimiento estético de la Monarquía.

Concepción cristiana de la vida.

Vida austera, fidelidad familiar y tremenda capacidad de trabajo.

Ni Franco ni Suárez han sido hombres de equipo, de trabajo en equipo. Aunque en infinidad de asuntos recabaron el asesoramiento de sus técnicos.

Y en el plano de lo privado hay también trazos paralelos:

Uno y otro hubieron de trabajar desde muyjóvenes para ayudar económicamente a la familia.

Uno y otro han conocido la mordedura de dificultades familiares y han volcado la ternura de su hombría en la figura de la madre.

Cerca de Franco hubo «un cuñado», Serrano Súñer. Cerca de Suárez hay un cuñado también: Aurelio Delgado. Claro, que hasta ahí puede llegar la semejanza. Serrano Súñer se encumbró políticamente hasta una notoria hegemonía. Aurelio Delgado (casado con su hermana Menchu; el presidente le llama «Lito») nunca ha pasado de ser «el secretario personal de Suárez. Sus relaciones -me dice quien les conoce bien- no son las de un jefe y un subalterno, sino la de dos «casi hermanos», que bromean y se llevan de maravilla.

Pero una mera observación de Suárez, y «Lito» pierde las orejas por atender lo que se espera de él al instante».

4 julio

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