Por primera vez los sindicalistas británicos no hablan de España
El sindicato británico más comprometido con la historia de la posguerra española, el General de Trabajadores (TGWU), comenzó ayer su asamblea anual en la isla de Man bajo la presidencia de un ex combatiente de las Brigadas Internacionales, con la presencia de tres sindicalistas de Gibraltar, pero sin España en su agenda por primera vez en los últimos años.En la asamblea, que terminará el viernes por la tarde, tampoco se esperan representantes sindicales españoles. El Transport and General Workers Union tiene muy buenas relaciones con la UGT y con STV (Solidaridad de Trabajadores Vascos), cuyos líderes han estado frecuentemente en Inglaterra. Ayer no había confirmación de que esta vez fueran a repetir la visita.
La ausencia de España de la agenda de la conferencia indica que la gran obsesión de Jack Jones, secretario general de la Unión, ha pasado a la historia. El viejo líder sindicalista británico preside por última vez en su vida una asamblea de su organización. A partir de ahora su puesto será ocupado por Moss Evans, su segundo. Jones luchó en la guerra civil española, y poco antes de volver por segunda vez a España, hace unos meses, nos dijo que él sería feliz cuando las circunstancias políticas de nuestro país hubieran variado tanto que no fuera preciso^ incluir mociones de condena al régimen en la agenda de estas asambleas.
El año pasado, Jones apoyó el proceso democrático español e incluyó en su declaración un llama miento para que el Gobierno de Madrid proclamara la libertad sindical. Si no hay otras razones que ahora lo perturben, «el herido de la batalla del Ebro» debe ser estos días un hombre feliz en la isla de Man.
La historia de las conexiones sindicales de Jack Jones con España es de una gran apertura. A. pesar de que siempre proclamó el deseo de que fuera unitario el nuevo sindicalismo español, a semejanza del británico, expresó en todo momento su admiración por el trabajo clandestino de centrales sindicales ajenas a la UGT, que es su gemela en España, y consideró positivo que siguieran desarrollándose separadas «si esa es la decisión democrática de sus componentes».
El Sindicato General de Trabajadores, con cerca de millón y medio de afiliados, es el más poderoso de Europa. En su país, su poderio ha llevado a calificar a Jack Jones como «el hombre más fuerte de Gran Bretaña después del primer ministro». La retirada de Jack Jones priva a Callaghan de un gran aliado, porque fue Jones lo que los ingleses llaman «el arquitecto del contrato social» con el que se ha sostenido el laborismo en el gobierno en los últimos dos años.
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