Ambigüedad del Partido Comunista Italiano, ante la polémica sobre el eurocomunismo
La polémica de la Unión Soviética con Santiago Carrillo va contra su libro Eurocomunismo y Estado y, en particular, contra una parte de él. No significa, en absoluto, que con ella se abra una campaña contra el Partido Comunista español y tanto menos contra otros partidos.Esta sería la actitud de fondo de los soviéticos, según las conversaciones que la delegación italiana compuesta por los dirigentes Giancarlo Pajetta, Paolo Bufalini y Emanuele Macaluso ha mantenido días pasados con los dirigentes soviéticos Mikhail Suslov, el sumo sacerdote de la ideología marxista, y Boris Ponomariov y Vadim Zagladin, encargados por el comité central del partido de las relaciones con los demás «par.tidos hermanos».
Se deduce dicha actitud de las declaraciones que Pajetta hizo a la prensa el domingo pasado al regresar de Moscú. Aunque tanto el comunicado final de las conversaciones como las declaraciones están escritos con el guante blanco de la diplomacia, como propias de dos grandes potencias más, que de dos Partidos revolucionarios, dos cosas se subrayan en los ambientes políticos romanos: que existe un profundo desacuerdo entre los dirigentes soviéticos y los italianos sobre el eoritenido del socialismo mismo, y que los italianos no han tenido el coraje de Carrillo para sostener que el problema central del comunismo es hoy el Partido Comunista soviético.
A los comunistas italianos, tan entusiastas de Carrillo cuando hace un año hicieron el Pacto de Livorno para un eurocomunismo mediterráneo, les ha entrado ahora la preocupación, la cautela e incluso la ambigüedad propias de una. gran potencia. Con mayor sinceridad, entusiasmo y claridad defienden a Carrillo estos días los comunistas de la vecina Yugoslavia, .para quienes no está ocurriendo otra cosa que un retorno de la historia, es decir, de la excomunión que en 1948 el Cominform lanzó contra Tito, acusándole de dividir el movimiento comunista, de caer en el «desviacionismo burgués» y ser ante todo antisoviético.
En el contencioso entre los partidos comunistas occidentales y los países del «socialismo real», diferentes indicios permiten pensar que no se va a la escalada inmediata. Las dos reuniones internacionales de los últimos días -el encuentro alrededor de la revista teórica del movimiento comunista internacional en Praga y la visita de una delegación italiana en Moscú- pueden haber contribuido a moderar la voluntad inquisitorial de los soviéticos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.