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El Gobierno británico discute su próximo programa legislativo

Juan Cruz

El Gobierno laborista se reúne hoy con la seguridad de que ha superado una crisis que pudo haber provocado elecciones generales en Gran Bretaña. El nuevo optimismo del primer ministro, Callaghan, se refleja en la agenda de lo que va a discutir con los miembros d su Gabinete. El tema principal es el programa legislativo de la próxima sesión parlamentaria. Es una lección aprendida, porque también se ensayó el año pasado. La cuestión capital de tal programa sigue siendo la devolución de poderes para las Aambleas de Escocia y Gales.

La minoría global, que desde la primavera del año pasado padecen los laboristas con respecto a los restantes grupos de la oposición, le aconsejó a Callaghan la retirada de ese proyecto de ley, de graves implicaciones constitucionales.La nueva sesión parlamentaria comienza en octubre. Mientras termina la presente, los diputados británicos tendrán que votar para decidir sobre la vocación europea de Gran Bretaña. La ley de elecciones directas para cubrir los 81 escaños que le corresponden al Reino Unido en el Parlamento de la CEE puede suponer el inicio de una revolución política en este país. Es probable que esas elecciones se hagan siguiendo el sistema de la representación proporcional, cuyos entresijos son explicados estos días el elector británico, habituado al método más sencillo de la mayoría simple.

No se descarta la posibilidad de que, una vez introducido para elegir a los parlamentarios europeos, el sistema de representación proporcional se utilice también para designar a los que se sienten en los Comunes de Londres. Ese nuevo método seria revolucionario, porque hoy la división de poder entre partidos se debe, sobre todo, a los defectos de la mayoría simple, que coloca a los liberales con una docena de escaños, mientras controlan más de cinco millones de sufragios.

La recomendación del sistema de representación proporcional para las elecciones directas ha sido hecha por el Gobierno como una concesión a los liberales, gracias a cuyos diputados el Gobierno laborista mantiene esperanzas de supervivencia. Con todas sus complicaciones, el proyecto de ley es una confirmación de que el Gobierno no cuestiona la permanencia del Reino Unido en la Comunidad Económica. Este compromiso, que ha sido subrayado tanto por Harold Wilson, el anterior primer ministro, como por Callaghan, desde el referéndum de 1975, no es compartido por sectores importantes de la base del partido, con lo que Europa continúa siendo un elemento que divide profundamente el laborismo.

La reunión de hoy, en Chequers, la residencia de descanso del primer ministro, es una especie de acción de gracias por el éxito alcanzado por Callaghan en sus propósitos de estos días.

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