El Gobierno británico por los choques entre policías y huelguistas
La lucha entre la policía y los piquetes de huelguistas que tratan de bloquear los laboratorios fotográficos Grunwick, en el norte de Londres, continuó ayer con renovado vigor. Cincuenta y cuatro sindicalistas británicos fueron detenidos por la policía durante los enfrentamientos, mientras el Gobierno británico ha expresado su alarma por esta situación que se inició hace 44 semanas.
El primer ministro, James Callaghan, ha hecho un llamamiento al orden, expresando que los continuos choques de la policía y los piquetes, así como la cada vez mayor acción de sindicalistas de todo el país de unirse a esas luchas estaban degenerando en una grave situación de indudable peligro, en la que el derecho de afiliación sindical queda enfrentado al mantenimiento del orden público.Los piquetes desoyeron la recomendación de que disminuyese el número de personas en los mismos, hecha por el Sindicato de Técnicos, que originó la disputa con los laboratorios y alinearon un número seis veces mayor de hombres, en un intento de impedir la entrada en los laboratorios de los camiones que transportan operarios que no están en huelga.
Los piquetes fueron reforzados por unos setecientos obreros de la construcción, que detuvieron su trabajo en solidaridad con los huelguistas de Grunwick, y por unos doscientos mineros venidos de Escocia al mando del vicepresidente del Sindicato de Mineros, Mick MacGahey, de filiación comunista.
McGahey arengó a los sindicalistas, afirmando que tanto el primer ministro; James Callaghan, como todos los diputados laboristas del Parlamento debían venir a unirse a los piquetes.
La actitud de los piquetes contra los agentes del orden se puso de manifiesto ayer, cuando el jefe de la policía metropolitana de Londres, David McNee, visitó el escenario de los disturbios y fue recibido por una multitud airada.
Los líderes sindicalistas y varios dirigentes de grupos de izquierda acusan a la policía de emplear métodos excesivamente violentos en la contención de los piquetes.
De acuerdo con la interpretación de protagonistas de los piquetes, la labor de los agentes sería la de facilitar el diálogo de los huelguistas con sus compañeros, que son transportados en autobuses que a veces intentan entrar a gran velocidad por las. puertas de la factoría sin dar ocasión a que los portavoces de los piquetes se manifiesten.
No ha habido manera de resolver la cuestión a nivel ministerial. El ministro de Trabajo no ha Podido por una multitud airada por el que readmita a los trabajadores despedidos, hasta que el juzgado decida sobre su criterio de no admitir la presencia de un sindicato en Grunwick, que es el nombre de la firma. El veredicto judicial se conocerá el 4 de julio. Mientras tanto, las recomendaciones de Callaghan para que se restaure la paz en la calle van a seguir confrontadas con las intenciones sindicales de demostrar la fuerza que sigue teniendo el movimiento tradeunionista en Gran Bretaña frente a situaciones como la que se ha creado en Grunwick.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.