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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Nini Montián

En este día germinal y griego, en esta primera mañana democrática de España, quiero dedicar mi glosa a Nini Montián, sacerdotisa que fue de tantos cultos franquistas y que acaba de decir la última bobada del retrofranquismo, a punto ya de entrar desnuda, como una Venus de derechas, en el lecho prenupcial de la libertad.La cosa ha sido en los coloquios políticos de ABC. Yo no he ido a los coloquios políticos de ABC porque siempre son de noche, y yo sólo hago política de día. De noche hago el amor, con o sin la aquiescencia de Niní Montián. Fraga me invitó a ir el día que actuaba él, pero le dije lo mismo:

-Gracias, don Manuel, pero la noche la hicieron Dios y usted para el amor.

Claro que las mejores cosas que han pasado en esos coloquios no las cuentan los cronistasde la casa, que a Pilar Urbano en enseguida se le va el santo al ciclo de monseñor. Por ejemplo, llega el otro día Juanjo Rocafort (también conocido como Juanjo Roquefort, por su afición al que so), acompañado de un efebo con máquina de fotos. Como todos ustedes saben, incluso mis queridos caraqueños, en la biblioteca de ABC hay una estatua de don Torcuato, el fundador Pregunta el efebo:

-¿Y quién es éste?

-Torcuato Luca de Tena - le informa Ramírez.

-¿Y quién es Torcuato Luca de Tena?

-El fundador de ABC. Una gloria del periodismo español.

Anda por aquí?

Se conoce que quería sacarle una foto. La derecha efébica es así de ignorante. Entonces para que no decalga el surrealismo de la noche política, Niní Montián va y dice:

Me desconcierta que digan que comunismo es democracia.

Esta gran dama del franquisnio parece que está muy recelosa con los coniunistas, no vaya a ser que no sean demócratas, todo lo demócrata que ella espera, exige y necesita. No le suponíamos tantos escrúpulos pornopolíticos a Niní Montián. No le suponíamos tantos escrúpulos. En cuarenta años de la cosa, creo que soy la única víbora lúbrica de la prensa canallesca que no le ha dedicado una glosa equívoca a Niní Montián, y tampoco lo voy a hacer ahora, cuando Niní Montián y la cosa o la cosa de Niní Montián se encuentran en decadencia.

Qué digo en decadencla. Lo que se encuentran es al cabo de la calle, que voy a repetir lo del principio, que me parece que ha quedado bien: este es un día germinal y griego, esta es la primera mañana democrática de España. Me llama Manu Leguineche, que quiere echarme por las calles a hacer la crónica de las elecciones, a escribir con mi mejor caligrafía aljamiada (Manolo Alcántara, poeta, dice que tengo la caligrafía aljamiada) esta página de, oro y estiércol en la Historia,de España.

Pero yo preferiría quedarme en casa haciendo la glosa de Níní Montián, el epitafio de la vieja gran dama de las libertades franquistas, que siempre fueron unas libertades equívocas y clandestinas, porque hoy, cuando fueron definitivamente la dictadura, yo saco mi oda, mi estrofa, mi alejandrino, mi placa y mi plica en gloria de una vestal pura que de alguna manera ha sido la alegoría (perdón, querido Reguera, cuerpo), la alegoría, digo, de cuarenta años de libertad sin libertinaje y, a veces, de libertinaje sin libertad.

No es el franquismo lo que cae, ni la dictadura, ni el absolutisnio Ilet rado. Es Miní Montián, matrona de las pólizas apócrifas de un Régimen que usó mucho las pólizas, mujer sagrada que ha encarnado un sistema como esa matrona francesa y desnuda de los francos fuertes que encarna, junto a Voltaire y Richelieu, la Revolu ción y la República. El poeta Jesús Juan Garces, postista,y garcilasista, que es eterno y ha estado en todas partes, asistió en Córdoba al entierro de Julio Romero de Torres, y nos contó que las cordobesas gritaban: Que lo lltven a los billetes, que lo lleven a los billetes. Franco oyó años más tarde el planto del pueblo y llevó a Julio Romero a los billetes de veinte duros. Pero Franco, que, como dice Salgado Araújo, era muy formal en mujeres, nunca se, decidió a llevar a los billetes a Niní Montián, siendo como era la alegoría viva, femenina y libre de cuarenta años triunfales. Pensando, pensando cómo cerraría yo bellamente cuarenta años de Historia, que hoy caducan, he venido a dar en Nini Montián, fraguada como entre Fernando de Rojas y Jaime Peñafiel, para abolir dannunzianamente el símbolo y el desnudo decente de una herribra franquísta que ha soltado su última parida en la raya, misma del alba democrática. A sus pies, señora.

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