_
_
_
_

Liberados los rehenes de los surmoluqueños

Un ataque sorpresa de la aviación y la infantería de marina, a las 4,54 de la madrugada del sábado, puso fin al secuestro de 55 pasajeros en un tren y a cuatro profesores en una escuela, quienes, desde hace veinte días, eran retenidos por dos grupos de nacionalistas moluqueños. Ocho muertos, seis moluqueños y dos holandeses, es el trágico resultado, de la operación ordenada por el Gobierno holandés, Ramón Vilaró narra desde La Haya la operación sorpresa.

Joop den Uyl, primer ministro holandés, consideró como un fracaso el haber tenido que recurrir a la violencia en su declaración difundida por la radio a la media hora del asalto al tren en Assen y la escuela en Bovensmilde. Con voz temblante y sensiblemente emocionado Den Uyl dijo que la intransigencia de los terroristas obligó a la acción.La reacción de la colonia moluquena , principalmente los jóvenes que reclaman una intervención del Gobierno de La Haya para recuperar la independencia de las islas Molucas del Sur, hoy gobernadas por Indonesia, hacen temer en Holanda que el trágico secuestro no será más que una etapa en las acciones violentas desencadenadas por los nacionalistas moluqueños.En varias localidades del noreste holandés, escenario de los sucesos, la colonia moluqueña- cifrada en unas 40.000 personas- ha sacado banderas de la República de las Molucas del Sur, a los pocos minutos de conocerse el resultado del ataque al tren y la escuela. Las banderas ondean a media asta, en honor de los combatientes muertos en el tren.Las autoridades holandesas temen que pueda haber reacciones violentas en cualquier momento. Mantienen un fuerte potencial de fuerzas del orden en Assen y Bovensmilde. En La Haya la policía rodea Ministerios y otros edificios públicos. Hay peligro de una escalada de racismo entre holandeses y moluqueños.Cinco minutos de ataque para liberar a los rehenes El fracaso de las negociaciones entre moluqueños y autoridades, en la jornada del viernes, indujo a pensar lo peor: una intervención armada, como única posibilidad de epílogo al doble secuestro en el tren y en la escuela. Todo empezó en la mañana del lunes, 23 de mayo, cuando dos grupos de nacionalistas moluqueños secuestraron el tren Groningen-La Haya y 105 niños en una escuela de Bovensmilde.

Después de muchas negociaciones los secuestradores aceptaron liberar a los niños y a dos mujeres embarazadas que se encontraban en el tren. La táctica del Gobierno holandés de ganar tiempo había dado sus resultados en los anteriores secuestros moluqueños, en diciembre de 1975, cuando se apoderaron de un tren en Beilen y de varios rehenes en el consulado de Indonesia en Amsterdam. Según testimonios de enviados especiales de la prensa holandesa y agencias internacionales que presenciaron el ataque, todo ocurrió muy rápido.

Seis aviones «Starfighter» del ejército holandés sobrevolaron a una altura de cinco metros del tren, lanzado bombas de humo. En seis segundos treinta soldados de la infantería de marina, cubiertos por el fuego de ametralladoras de otros soldados, lograban derribar las puertas del tren, mediante cargas explosivas, y penetrar en el interior. Los secuestradores moluqueños reunidos en la máquina del tren respondían al ataque. Un tiroteo entre «marines» y terroristas concluía con la muerte de seis moluqueños. Dos rehenes, una joven de veinte años y un hombre de cuarenta, morían también víctimas del tiroteo. Simultáneamente al ataque del tren otro grupo de treinta marines asaltó la escuela de Bovensmilde. Los secuestradores moluqueños fueron sorprendido en su sueño. No hubo víctimas. Lo tres maestros y una maestra fueron liberados.

Un problema político y racial

Las primeras reacciones de la opinión pública holandesa son favorables a la acción de Gobierno. Consideran que veinte días de secuestro era un tiempo suficiente para llegar a un compromiso de liberación sin incidentes. Durante tres semanas hicimos todo lo posible, para evitar esa acción y llegar a una solución por medio de la paciencia y la negociación. No teníamos otra salida, dijo Den Uyl, en una conferencia de prensa celebrada en La Haya, al término de un consejo de ministros extraordinario.El Gobierno desea, por encima de los terribles acontecimientos de estas semanas, restablecer la seguridad de todos, concluyó el primer ministro, encargado de formar nuevo Gobierno, después de la victoria electoral de su partido socialista en las elecciones del pasado 25 de mayo. Las reacciones oficiales de la mayoría de líderes moluqueños son moderadas. El presidente en el exilio de la República de las Molucas del Sur, Manusuma, declaró en la televisión que habría hecho lo mismo, como presidente de mi país. Lamentó las víctimas, de uno y otro lado, y deseó que la trágica situación sirva de ejemplo para curar las llagas conjuntamente.Los jóvenes nacionalistas moluqueños acusan directamente al Gobierno holandés del asalto armado al tren y anuncian abiertamente que continuarán su lucha. Todo el mundo teme una espiral de la violencia, particularmente en la zona noreste de Holanda, donder de el núcleo de la colonia moluqueña. Como reacción política al drama hay que destacar que un portavoz de la embajada de Indonesia en La Haya se felicitó por la liberación de los rehenes. Concluyó diciendo que esperamos que no habrá nuevas acciones de moluqueños.

Indonesia es parte interesada en los hechos. Desde 1949 ejerce su soberanía en el archipiélago de las islas Molucas del Sur. Los jóvenes moluqueños, nacidos en Holanda y que nunca han conocido su país de origen, se apoyan en una promesa formulada por el Gobierno holandés a sus padres -que combatieron al lado de los holandeses contra los indonesios durante la colonización de Indonesia por Holanda- de conceder la independencia de las islas Molucas del Sur. Ahí está el fondo del problema político, origen de varias acciones violentas desde hace cinco años, por parte de los jóvenes nacionalistas moluqueños residentes en Holanda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_