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Renace la pugna para hacer públicos los nombres de los sobornados por la Lockheed

La lucha por hacer públicos los nombres de los sobornados por la Lockheed ha comenzado. Una agencia federal qué investiga las prácticas corruptas de las compañías norteamericanas pidió ayer a la empresa aeronáutica los documentos secretos donde se identifica a los funcionarios que recibieron dinero de la Lockheed en un número indeterminado de países. Pero la compañía se niega a facilitar una copia de los mismos, por temor a que puedan filtrarse a la prensa.

Hace dos semanas, la Lockheed Aircraft Corporation publicó un informe elaborado por la propia compañía en el que se reconocía la existencia de pagos ilegales entre 1970 y 1975 por un importe cercano a los 38 millones de dólares (más de 2.600 millones de pesetas) para potenciar las ventas de la empresa en el exterior. Sin embargo, un apéndice de este informe, en el que se detallan los nombres de los sobornados y las cantidades recibidas por los mismos, fue mantenido en secreto por la Lockheed, que calificó de «irresponsable» la publicación de esa lista.La Securities and Exchange Commission, una agencia independiente del Gobierno federal que investiga las irregularidades de las empresas comerciales norteamericanas, no está de acuerdo con que la Lockheed mantenga en secreto la identidad de los sobornados y pidió los documentos. Los ejecutivos de la compañía respondieron que permitirían ver los mismos a los investigadores de la agencia, pero que no facilitarían una copia, porque la Securities and Exchange Commission no puede garantizar el carácter confidencial de la lista de sobornados.

Previsible mente, la agencia investigadora no se conformará con lo ofrecido por la Lockheed y recurrirá a los tribunales para que una sentencia obligue a la compañía aeronáutica a entregarle copia de los documentos secretos. Otras compañías implicadas en pagos ilegales en el extranjero, como la Northrop y la Gulf Oil, accedieron a identificar a los sobornados. Más recientemente, la empresa Ashland Oil se vio obligada también a revelar su lista de sobornados, ante la amenaza de la Securities and Exhange Commission de llevar a el asunto a los tribunales.

Pesea estos antecedentes, la Lockheed está decidida a dar la batalla y mantener su lista en secreto, alegando que la publicación de los nombres perjudicaría las relaciones exteriores de Estados Unidos y la seguridad nacional, además de suponer una publicidad perjudicial para la empresa, que pondría en peligro nuevos contratos y las ventas futuras. La Lockheed refuerza sus argumentos en el hecho de que la Securities and Exchange Commission haya decidido permitir el acceso del público a parte de sus archivos, después de que varios periódicos lo solicitaran, acogiéndose a la ley de libertad de información.

El Departamento de Estado, que ya se pronunció a favor de que los nombres de los dieciocho altos funcionarios extranjeros sobornados por la Boeing se mantuvieran en secreto para no dañar la política exterior de Washington, parece mantener la misma postura en lo que respecta a la Lockheed y podría apoyar a la compañía en caso de que la disputa llegue a los tribunales de justicia.

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