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Moderado optimimo español ante el tema de las Canarias y la OUA

La diplomacia española ha llevado a cabo una serie de tareas informativas cerca de los Gobiernos africanos, para ilustrarles sobre las razones por las que las Islas Canarias no deben entrar jamás como tema de la agenda de preocupaciones de la Organización de la Unidad Africana. Esas tareas se han hecho mediante presentaciones verbales o escritas del contexto canario, y con la entrega de un memorándum a alguno de los Gobiernos.La iniciativa informativa ha venido urgida por el hecho de que una «comisión de encuesta», creada por la conferencia cumbre de la OUA, en 1968, en Argel, y que nunca se había reunido, mantuvo su primera sesión en el pasado mayo, en Dar Es Salam, capital de Tanzania, a instigación del Gobierno argelino.

Las conclusiones de la comisión de encuesta deben ser sometidas al comité permanente del comité de Liberación de la OUA; éste último se reúne en Luanda, capital de Angola, el próximo día 13. El comité de Liberación aprobará o no la inclusión del tema de las Canarias en la agenda de la reunión del consejo de ministros de la OUA, que se reunirá, también en Luanda, el próximo mes de julio, precediendo a la conferencia de jefes de Estado. Cada uno de los escalones orgánicos de la OUA, según se informó a este corresponsal en medios expertos en la materia, debe ratificar o no la inclusión de un tema en la agenda del siguiente escalón.

La diplomacia española contempla la puesta en marcha de la iniciativa de la comisión de encuesta como una intolerable intromisión en los asuntos españoles, y un asunto de extremada gravedad si llega a alcanzar los niveles en que deciden los responsables políticos. La diplomacia española, sin embargo, se muestra moderadamente optimista respecto de la posibilidad de que esta interferencia sea corroborada en los escalones superiores.

El asunto de las Canarias ha sido puesto bajo una luz negativa, a ojos de Africa, con ciertos recientes informes de prensa relativos a supuestos derechos de uso de bases españolas en Canarias por parte de los norteamericanos, en el caso de un puente aéreo Estados Unidos-Israel. Fuentes diplomáticas españolas niegan categóricamente la existencia de tales derechos. Igual luz adversa arrojan las informaciones sobre una supuesta colaboración española con Marruecos en la liquidación de la resistencia saharaui, y sobre la existencia de un imaginado eje Madrid-Rabat-Nuakchot, hostil a cualquier otro país africano.

Los observadores de este tema indican que el problema no revestirá verdadera gravedad mientras la población canaria no se contemple a sí misma como africana, lo cual es impensable desde todo punto de vista. Esos observadores llaman la atención sobre la prudencia que deben mostrar los partidos políticos en su actividad en Canarias. Un líder político socialista hizo, hace un año, declaraciones en Argel prometiendo reconocer la identidad cultural y lingüística de las Canarias. En las Canarias, como se sabe, se habla el castellano, eso sí, con fuerte acento, y no hay más historia cultural que la española.

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