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Tribuna:TRIBUNA LIBRE ELECTORAL
Tribuna
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Qué es Alianza Popular

Secretario general de Alianza Popular Candidato al Congreso por MadridAlianza Popular es en primer lugar, una fuerza política nacional. Entiendo la palabra «nacional» en un doble sentido; quiere decir, por una parte, que pone a la, nación española por encima de toda ideología o interés; por otra, que es una fuerza que actúa en todo el territorio nacional. No es, por tanto, algo dudoso en cuanto a su españolismo; no recibe consignas ni apoyos del exterior; no se reduce tampoco a ningún parroquialismo de esta o aquella fracción territorial del país.

Alianza Populares, en segundo término, una agrupación política de amplio espectro. No es una capillita de amigos, que cenan una vez por semana, ni una secta de ideólogos que lean un solo libro. Nacida como coalición política y electoral de siete partidos, cuyos líderes y cuyas bases dieron un indudable ejemplo de patrimismo y capacidad de sacrificio, ha recogido tendencias diversas (como ocurre en los grandes partidos de Europa y de América) y mantiene por lo mismo un amplio frente de ideas y de actitudes, capaces de llamar a los más diversos sectores de la comunidad nacional. A partir de sus componentes iniciales, ha recogido directamente, a través del llamado grupo «cero» a numerosas fuerzas sociales, de ambos sexos, de todos los grupos de edad, de todas las clases sociales. Así se mantiene abierta a nuevas ideas, no vinculada a ningún interés o grupo de presión. Ha mantenido incluso actitudes públicas de discrepancia sobre temas opinables; jamás ello ha producido escisiones, porque es justamente la flexible riqueza de un colectivo real y viviente lleno de imaginación y de futuro.

Porque lo que sí existe ( y esta es nuestra tercera característica) es la unidad en lo fundamental. Con arreglo al viejo lema de los buenos teólogos, «en lo importante, unidad; en lo opinable, libertad; en todos los casos, mutua comprensión». Todos los miembros y grupos de Alianza Popular coinciden en media docena de principios básicos, ampliamente desarrollados en nuestro Programa Común, el único documento serio y completo que hasta ahora ningún grupo haya sometido a la opinión. Es de observar que ese programa no ha recibido, que yo sepa, críticas serias de nadie; se ha optado por la técnica fácil de injuriar y calumniar a sus redactores.

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Esas ideas básicas son las siguientes. Primero, la defensa incondicional de la unidad de España, de la sagrada unidad de la Patria. Somos regionalistas, aceptamos las autonomías, defendemos una eficaz política regional, rechazamos en absoluto los separatismos, no aceptamos los nacionalismos de vía estrecha, ni los supuestos, derechos de autodeterminación; y nos parecen las soluciones federalistas inadecuadas para nuestro país. Dicho esto, salvada la unidad de la política exterior y de defensa; la de seguridad interior y orden público; la de política económica, monetaria y financiera, y la de la justicia, son infinitas las posibilidades de una real descentralización, que creemos necesaria y conveniente.

Segundo, defendemos un Estado fuerte, seguro y eficaz; capaz de mantener el orden, la paz y la ley en el interior, y de defender los intereses nacionales en el exterior. Un Estado que nos permita dormir en paz en España, y salir con la cabeza alta al extranjero. Un Estado que no pueda ser derribado por el desbordamiento ni infiltrado por los extremistas.

Tercero, defendemos el principio de identidad moral o de moral pública. No somos confesionales, ni menos farisaicos; pero sin moral pública no hay sociedad.

Cuarto, entendemos que el sistema de economía social de mercado es el mejor de los modelos económico-sociales; el que ha creado mayor riqueza y mayor libertad. Nos gusta más Alemania que Rusia; Estados Unidos más que China; el Japón más que Yugoslavia. Pero las tres palabras de la famosa fórmula del Dr. Erhard tienen para nosotros el mismo valor: economía, porque no se puede pintar como querer, y hay que respetar la realidad y las leyes económicas; de mercado, porque no creemos en la planificación total del sistema económico; social, porque exigimos que la empresa sirva a la sociedad y no que la ponga a, su servicio.

Dicho esto, Alianza Popular es una fuerza moderada y renovadora. Hemos defendido consistentemente posiciones moderadas y reformistas; ni inmovilistas ni rupturistas. Queremos conservar lo valioso, pero reformando lo necesario. El 18 de julio, como el 2 de mayo, no es algo ni que pueda dejar de ser asumido y respetado, ni tampoco lo concebimos como el fin de la Historia. Queremos asumir el pasado, interpretar, de modo realista el presente y enfrentarnos de modo imaginativo, abierto y generoso con el porvenir.

Desde estos supuestos, ofrecemos respeto a los demás, como lo exigimos para nosotros. Que sea el cuerpo electoral el que decida. A ello se oponen los reventadores de mítines, los arrancadores de carteles, los que injurian y deforman las imágenes públicas constantemente.

Entre las cosas que se vienen diciendo de nosotros, sistemáticamente, hay una serie de deformaciones y falsedades que conviene aclarar. Se dice, por ejemplo, que no queremos una Constitución democrática. Falso; nadie la ha promovido más que yo, desde los años sesenta. Lo que decimos es que las Cortes deben proceder rápidamente, a partir de lo que ya tenemos (un Parlamento elejido por sufragio universal, una Níonarquía constitucional y una justicia independiente) a arreglar lo que falta del orden político, sin perder meses y meses en cuestiones ideológicas, o de detalle, que deben quedar para la legislación ordinaria. Una Constitución no es un compromiso entre los diversos programas de los partidos, sino una ley fundamental aceptada por todos, de cómo ha de gobernarse el país. Y este gobierno del país no tiene espera; hay que entrar inmediatamente en los temas económicos y sociales, y acabar con la actual increíble paralización de la Administración.

Se dice que queremos perpetuar las instituciones franquistas. No es verdad. La figura de Franco y su modo de gobernar no son repetibles. Lo que pedimos es que en vez de voladuras se hagan reformas, y en vez de buscar disculpas en el pasado, se trabaje en serio para el futuro. Lo que queremos es evitar sobresaltos a una sociedad que entre 1953 y 1975 ha salido de la miseria, del analfabetismo y del odio alque algunos, desgraciadamente, quieren volverla.

Se dice que queremos perpetuar el dominio de una clase política. Tampoco es cierto. Los hombres que el año 69 y siguientes pararon la reforma en marcha, y dejaron que ello se hiciera con la expulsión de las Cortes y del Gobierno de personas como yo, andan por otros sitios; su oportunismo les ha llevado a cómodos puestos del oficialismo actual. Véanse los discursos en el Consejo Nacional de aquellos años, y las ausencias de artículos y discursos de otros. Nosotros defendimos entonces y ahóra la reforma; entonces, frente al inmovilismo y a la reacción, ahora frente a la ruptura y el marxismo.

Alianza Popular no piensa en la represión sino en el entendimiento. Somos firmes, pero no rígidos. Tenemos las gentes más expertas y preparadas del país. No decimos, como otros, que si ellos no ganan, las elecciones no valen, y que en ese caso la van a armar. Nosotros no; somos gente seria. Nos entendemos con cuantas personas y grupos piensen, como nosotros, que España es lo único importante.

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