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Pan marionetas y talento

Las fechas no son buenas. La temporada parece ya apuntillada por el ajetreado vaivén electoral que dicho sea de paso ha copado los teatros.(Tiene algo de muy positivo para las gentes de la vieja farándula esta presencia de los políticos en los locales teatrales: algunos acabarán comprendiendo lo difícil que es llenar un teatro dos veces al dia varios días a la semana bastantes semanas al año y además cobrar una entrada. Pero eso es harina de otro costal ... ) Y en este final ha pasado por Madrid casi de puntillas uno de los más brillantes y honrados grupos del teatro radical norteamericano: el Bread and Puppet.La vena del llamado teatro radical no sólo es significativa para la historia del teatro norteamericano. sino que su insistente postulación de una ruptura del aislamiento entre la vida y la expresión artística ha afectado a todo el teatro de nuestro tiempo bastante harto ya de representar el papel de un encantador y precioso marginado social. Ese teatro aspira a expresar una conciencia permanente de nuestra propia ética y una profundización seria de nuestra vida: entendiendo por seria ante todo la que trata de «durar» más allá del limitado tiempo de la representación.

Ello supone un recorrido largo que arranca en los análisis ideológicosy lleva, por ejemplo a que el Bread and Puppet llegase a utilizar hace unos años como unico soporte literario de uno de sus mejores espectáculos el discurso en que el presidente Johnson analizó bellamente el futuro y acabó proponiendo la continuación de la guerra en Asia. El malestar juvenil, como es sabido, adoptó muchas formas de protesta. Una de las más claras fue la utilización del teatro como tea purificadora. Teatro pues de ruptura. De ruptura o de solidaridad que comenzó probablemente con la melancólica mística del Living y desembocó. finalmente en expresiones protestatarias más duras y concretas: la Mime Troupe, el Teatro campesino de los chicanos del oeste y el Bread and Puppet, participando en marchas. invadiendo los espacios libres y cuestionando una y otra vez el sentido de las noticias diarias. Cientos de estos grupos asumieron máximamente un carácter de redentores que finalmente los inhabilitó. Pero algunos de ellos -quizás con el Bread and Puppet a la cabeza- entendieron divinamente que su compromiso ideológico tenia que estar respaldado por un serio lenguaje teatral. Ello excluía cierta experimentación elitista -la inveterada referencia al orientalismo a los ceremoniales medio olvidados o al frenético mundo de los happenings- para centrar el trabajo en los motores más inteligibles por las masas populares: la comicidad directa y todas las viejas variantes de la comicidad popular. La verdad es que lo han logrado. Frente a la habitual crispación de las propuestas teatrales más politizadas estas gentes del Bread and Puppet han reconstruido la relajada maravilla de los guiñoles centroeuropeos con su infalible y conmovedora llamada a nuestra sensibilidad. Ha sido estupendo que actuaran en el Barceló, pero ha sido aún mas hermoso que hayan provocado sonrisas al aire libre de Madrid. Ahí sí que están en su elemento. (La compañía vive y trabaja en un barracón de Coney Island no cobra la entrada y ofrece sus espectáculos de forma casi ininterrumpida.) No se concibe al grupo trabajando en un medio no popular. Con pulabras cuya exactitud no puedo asegurar vi no a decir Peter Schumann, gran creador de Bread..., que sus trabajos no,valían nada si nos los entendían los niños de seis años. De ahí la índole de ese trabajo ingenuo. intenso, fuerte, concentrado. Un trabajo no sicológico que se afirma sencillamente, a través de la proyección de los actores sobre las marionetas que manejan sin ningún reenvío teórico. (En ese sentido. es muy significativa la importancia del rito del pan: las gentes del Bread.. amasan y distribuyen pan. No es un efecto: el una causa de su trabajo.) No hay esclavitud teórica y no hay esclavitud literaria. La idea de la creación colectiva se potencia aquí porque el grupo es el autor que conoce mejor la realidad de su entorno. Es natural que al rechazar los condicionantes más tradicionales el Bread... necesite un lenguaje nuevo y de rápida eficacia en sus comunicaciones. Lo han encontrado en lá acción. visualizada y sonorízada con la suficiente fuerza como para revelar -revelar deliciosamente- las relaciones ,entre las máscaras, los espectadores y los actores.

Admirable Bread and Puppet. ¿De qué sirve hablar de Juana de Arco o de El matador de caballos blancoscuando lo importante son esos largos y temblorosos silencios del grupo en que los espectadores despiertan al rnás íntimo y emotivo de los debates? El grupo ha hecho tantos espectáculos que ya es posible hablar de un lenguaje Bread and Puppet, lenguaje coloreado, vigoroso y entrañable. Lenguaje fuerte que aspiraacreary utilizarun espacio propio. Lenguaje que reconforta porque es una fantástica respuesta a tantasy tantas decrepitudes de la comunicación al uso. Porque naturalmente, además de todo eso la altísima lección del Bread and Puppet es que todavía, de vez en cuando aparecen por el mundo gentes dotadas de imaginación.

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