La guerra desconocida en la ciudad desconocida

La guerra desconocida es la última guerra civil española vista -«por un niño que la padeció»- desde una ciudad que era a la vez remanso y reflujo de esa guerra: la ciudad de Murcia, desconocida en sí dentro de nuestra historia reciente por su notorio fenómeno de retraimiento e incomunicación; pero especialmente desconocida dentro de la historia regional de la guerra civil española. En primer lugar porque no se ha emprendido aún -fuera de unos atisbos de la famosa Historia de la cruzada española la historia regional de la guerra civil; en segundo lugar, porque esa carencia, murciana es mucho menos explicable, dado el singular papel que la región jugó como gran reserva de toda la zona republicana en varios aspectos logísticos de primordial interés.Desde el ángulo de la reconstrucción histórica este libro-testimonio ofrece rasgos no sólo inéditos, sino francamente valiosos. El truco de las votaciones para la confrontación electoral en febrero de 1936; la descripción de las disensiones entre las clases obreras conservadoras y las liberales, con la sorda protesta proletaria y huertana a punto de estallar en uno de sus sangrientos desahogos periódicos; el entusiasmo de los derechistas desengañados por la Falange; diversos detalles de la inhibición militar en las guarniciones de la comarca -Murcia y Cartagena- con la inmediata toma del poder por los extremistas y el destrozo de las iglesias como primera medida; la liquidación del episodio de Albacete, con la ejecución de los oficiales de asalto que se pasaron de la columna murciana a los rebeldes de la ciudad manchega; el proceso a los veinticinco notables, el indulto conseguido por el ministro murciano Ruiz-Funes y la implacable venganza huertana al son de las caracolas -éste es uno de los momentos más dramáticos y más hondamente expresivos del libro-; la corrida mitinesca que siguió a la hecátombe; y otros mil datos.

Sin embargo, lo más interesante del libro es su progresivo calenta miento narrativo al impulso de esa evocación de infancia; que integra en una sola corriente de expresión los rasgos documentales incorporados en las décadas siguientes. Aquí es donde se ensamblan, con maestría, el testimonio y la reconstrucción. El mérito principal de esta novela está en el equilibrio entre la evocación y el reportaje; es decir, en la lograda síntesis que refleja, admirablemente, la ambientación de la ciudad en guerra y en tensión revolucionaria. Tal vez ni el propio autor se haya podido dar cuenta de la hondura con que nos va mostrando su progresiva penetración -a través de un enamoramiento infantil- por la propaganda idealista de las JSU; la captación de su espíritu-dividido entre el fervor derechista tradicional de su madre, y el escepticismo marginado de su padre- por los ejemplos próximos de un vecino y una joven viuda de guerra madrileña, tan convencidos de su ideal revolucionario; mientras la defensa de las actitudes conservadoras se despliega, ante él, en pretextos reaccionarios, desgraciadarnente abundantes en la preguerra y en la guerra murciana.

Este libro puede ya figurar al lado del importante testimonio de Llordés, Al dejar el fusil, rescatado por el profesor Seco Serrano; y ,equivalente, entre ingenuo y profundo, desde la otra zona. Hay mucha historia de la guerra de España, en bruto y en, destilación, en las páginas de José Fernández Cormenzana, para la comprensión de la guerra civil, para la adivinación de Murcia, recluida otra vez en el pudor que siguió al estallido para el análisis de las influencias de la propaganda en la generación que pechó luego con las consecuencias del suicidio colectivo, este es un verdadero manual de meditación.