Alejandro,
dulzainero del grupo de danzas de Cabezuela (Segovia), ha perdido el último diente que le quedaba, y ya no puede, por ese motivo, tocar la dulzaina, dado que no la puede sujetar como es preciso para hacerla sonar con sus adecuadas modulaciones. Como todavía no se ha encontrado otro sustituto, el citado grupo folklórico lleva una temporada sin poder actuar en festivales ni en demostraciones.
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