Las presuntas irregularidades de Manlleu, en la Audiencia Nacional
El llamado asunto Manlleu, en el que litigan el alcalde de la localidad barcelonesa y el que fue secretario del Ayuntamiento, José María Oñate, ha pasado del Tribunal Supremo a manos de la Audiencia Nacional. El interminable caso, abierto hace ya más de dos años, lleva camino de prolongarse todavía entre los despachos judiciales. En 1975 se le incoó un expediente disciplinario al señor Oñate, tras su gestión en el Ayuntamiento de Manlleu.
Se trata de un asunto en el que están en juego diversas irregularidades de la hacienda municipal española, no sólo en el propio Ayuntamiento de Manlleu, sino en las más altas instancias de la Administración encargadas de fiscalizar, las haciendas locales. El señor Oñate pretende demostrar que existe todo un entramado entre los Ayuntamientos españoles que funciona por intereses particulares. El propio afectado estima que es por esto por lo que se ha negado la suspensión de la sanción hasta tanto no se resuelva por la vía jurídica.
El tema saltó a la prensa nacional en febrero de 1975, al instruirse expediente disciplinario contra el secretario de la Corporación, el bilbaíno José Maria Oñate. Este expediente fue resuelto un año después por la Dirección General de Administración Local con inhabilitación a perpetuidad, sanción que fue rebajada posteriormente por el ministro Fraga a seis años.
Contra la sanción recurrió el interesado ante el Tribunal Supremo por vía contencioso- administrativa, al tiempo que lo hacía también el propio Ayuntamiento para que la suspensión de seis años fuera ampliada.
El recurso del señor Oñate —al que le fue denegada la amnistía por entenderse que no estaba explicitado el carácter político de la sanción— ha sido frenado durante meses.
La carrera del señor Oñate Gil a través de la Administración Local, como secretario en los Ayuntamientos de Elciego (Alava), Lemona (Vizcaya). Valderredible (Santander) y Maulleu (Barcelona), ha estado marcada por el escándalo y los enfrentamientos con sus alcaldes, a los que denunció en alguna ocasión por corrupción y manejos de todo tipo.
No es extraño, por tanto, que a su llegada a Manlleu el alcalde le propusiera pagarle todos los meses a condición de que no apareciera por el Ayuntamiento, pacto que se cumplió en una primera etapa hasta que el señor Oñate quiso convertirse en secretario efectivo. En esa misma fecha le fue instruido el expediente disciplinario que dos años después sigue sin resolverse por vía judicial.
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