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Suárez abre el país a la inversión norteamericana

El presidente Suárez ofreció ayer múltiples facilidades a les banqueros y empresarios norteamericanos que deseen invertir en España.Ante más de doscientos representantes de las finanzas, Adolfo Suárez trazó un panorama de la economía española en el momento actual e instó a los inversores a fijar sus intereses en España, en una etapa histórica en que la estabilidad va a quedar garantizada por la Monarquía y la implantación de instituciones plenamente democráticas.La intervención del presidente se llevó a cabo en un almuerzo ofrecido por la Cámara de Comercio Hispano-Norteamericana, celebrado en un lugar simbólico, el viejo hotel Plaza, arquetipo del gran capitalismo americano de principios de siglo.

El presidente empezó por recordar las cifras básicas de la situación española y situó la renta per cápita actual en torno a los 2.500 dólares.

«La reforma política que el Gobierno de la Monarquía está llevando a cabo, no pretende sino oficializar e institucionalizar los cambios de las estructuras económicas y sociales, de la mentalidad y opiniones políticas experimentadas en España en los últimos quince años y que al nivel de la realidad eran ya un hecho irreversible.»

El proceso de la reforma política, según Suárez, ha coincidido con tres crisis en diferentes sectores: aumento de precios del petróleo, desempleo de trabajadores españoles en Europa y descenso en la industria turística. Las cifras dadas por el señor Suárez sobre el final de. 1976 son: crecimiento real en torno al 2%, praro del 4%, aumento del 20% en precios de consumo y 4.300 millones de dólares como déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos.

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Los banqueros norteamericanos no creen en Alianza Popular

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Señaló que «el comportamiento de los números índices durante el primer trimestre del año en curso es esperanzador». Según el señor Suárez los datos del primer trimestre indican un índice de cobertura de importaciones del 61 % frente al, 48 en 1975 y el 55 en 1976. El presidente espera alcanzar un 3,3% de aumento del producto interior bruto en este año, frente al 2% en 1976 y el 0,8 de 1975.

Para los expertos nortearnericanos, las cifras ofrecidas por el señor Suárez son en líneas generales las de un país moderno: con posibilidades y con problemas propios de un país moderno. El régimen de Franco cerró durante décadas el país a la relación económica exterior y el retraso producido por esta etapa es evidente. En 1959 España exportaba 850 millones de dólares e importaba religiosamente ni un céntimo más de 850 miliones de dólares. Hoy España compra 17.468,4 millones de dólares/año. Esa circulación de bienes, no sólo materiales, ha creado la situación que Adolfo Suárez ha calificado de irreversible ante los financieros.

De ahí también que los estudios bancarios que orientan la inversión den una cotización más bien baja a los sectores políticos franquistas, encabezados por los señores Silva, Fraga, López Bravo y López Rodó, por considerar que sus esquemas esenciales, basados en una sociedad autoritaria y arcaica no se corresponden ya con la realidad social de un país que se transforma y accede a la conciencia crítica.

No puede decirse que el presidente Suárez diera una versión triunfante de la economía española, pero estuvo optimista. El señor, Suárez trazó también un mapa globlal de nuestras relaciones económicas internacionales y señaló los porcentajes de intercambio con Estados Unidos, Iberoamérica, Europa y Mundo Arabe. El 40% de nuestro comercio exterior está dirigido a la CEE. Si añadimos los intercambios con los países del área todavía no íntegrados en la Comunidad, más de la mitad de nuestros intercambios se hacen con Europa occidental.

Por último, el presidente del Gobierno hizo una petición de ayuda a la economía española por rnedio de las inversiones. El señor Suárez mencionó la reciente inversión de la casa Ford (800 millones de dólares) y recordó los nombres de las compañías americanas que han duplicado sus ventas en tres años. «Nuestro marco legal de acogida de capital extranjero es atractivo y su aplicación, liberal» dijo el presidente.

El presidente recordó que la inversión exterior estaba basada en la libre transferibilidad del capital y los dividendos. En este aspecto, el discurso del presidente Suárez ha sido calificado de halagador.

Un banquero español instalado en Nueva York nos decía: «No creo que Suárez haya acertado al hacer un planteamiento blando, lleno de facilidades. A los americanos hay que ponerles condiciones duras si se quiere ganar su confianza. La última gran inversión en España, la de la Ford Motor Company, no ha favorecido aquí la imagen de nuestro país. La gran parte de esa inversión no ha sido de Ford, sino del propio Estado español, en créditos a largo plazo. Y eso se clasifica aquí casi en el estilo república de banana. Poner dificultades a USA no es hacer antiamericanismo fácil, sino ganar respetabilidad. Hay que comportarse firmemente si se quiere ser cotizado. »

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