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Crítica:FESTIVAL DE OPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

"Cosi fan Tutte", por la nacional de Praga

Cosi fan tutte, de Mozart. Opera de Cámara Nacional de Praga. Teatro de La Zarzuela 15 de abrilCon la presentación de la Opera de Cámara del Teatro Nacional de Praga, se ha iniciado el festival operístico del presente año, sobre el cual se habían alzado graves amenazas de tipo económico Momento hubo en que la suspensión se dio por cierta. Al fin, con la colaboración de diversas entidades, el festival echó a an dar. Cosi fan tutte fue el título mozartiano elegido. Esto es: Así son todas. Se podría jugar con esas palabras aplicándoselas a las «óperas» en lugar de a la mujer. En efecto, así son todas las óperas: problemáticas, deficitarias, socialmente confusas y, con frecuencia, abocadas a morir o a ocultarse pasajeramente cual guadianas líricos.

Lo cierto es que, una vez más, aquí tenemos el sucedáneo de lo que no tenemos: ópera estable. Este año, además, con una importante novedad: la celebración de una tercera representación, de cada título a precios populares (de 150 a 500 pesetas), en comparación con los habituales no sólo aquí, sino en toda la Europa occidental. Y que la programación salvo la ausencia de obra española, mantiene un alto nivel de interés por la variedad de títulos la inclusión de dos estrenos españoles de Martinu, la representación de Sigfredo, de Wagner, y la calidad de los repartos. Quiero destacar, también, por la gracia de su concepción desmitificadora, el cartel y portada del programa general, caricatura sin ira de walkirias y wikingos.

Cuando faltan los grandes divos se nos ofrece más cómo principio que como sustitución, la organización de conjunto. Es el caso de la ópera de cámara de Praga. Ya hablaba Mozart de sus «queridos praguenses», quienes como músicos y como público, entendían mejor su música que los mismos vieneses. La tradición parece continuar, pues, juzgada de manera global, la versión presenciada y escuchada de Cosi fan tutte fue no sólo irreprochable, sino, además, fiel servidora de un estilo que se desprende de la naturaleza de los pentagramas y está abonado por el testimonio de la historia.

Este Mozart que regresa al género bufo a través de la «inmensa sonrisa» de Cosi fan tutte, sintetiza en su madurez todas las sabidurías. Casi estamos ante un largo divertimento, con escena y canto tan perfecto en su realización como pleno de vitalidad. Opera bufa en estado casi agresivo, como dice Henri Gheón; formas equilibradas, renuevo de la alegría y la melancolía del teatro napolitano, luminosidad, grave humanización, a veces, de la galantería rococó, la invención de Mozart sobre la feble falsilla de Da Ponte, exige la unidad entre la música, la acción y la decoración. Lo que se nos dio en grado sumo por el conjunto praguense (escenografía de Bubenik, vestuario de Filipi, «regie» de Jernek), dirigido musicalmente por Milos Konvalinka.

¿Que no hubo divos en el reparto? Evidente. Rara vez los hay en las óperas estables de la Europa del Este. Suelen contar, sin embargo, con excelentes músicos y, en todo caso, con medios vocales y técnicos apreciables. Los suficientes para que sumando todos los factores -o percibiendo la suma que ya se nos da hecha- el éxito más claro acompañara la representación para abrir el nuevo festival madrileño bajo los mejores auspicios. El breve reparto estaba compuesto por las sopranos Sounova y Sormova (Fiordiligi y Despina), la mezzo, Marova (Dorabella), el barítono Jindrak (Guglielmo), el tenor Svejda (Ferrando) y el viejo Hanus (Don Alfonso).

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