Roque Magrina,
una especie de Al Capone, que se creía inmune a las balas y a los cuchillos, murió en Manila, al resistirse a ser detenido en el transcurso de un tiroteo con la policía. Al registrar el cadáver la policía encontró la razón que probablemente le salvaguardaba de los proyectiles: diecinueve botellines que usaba como amuleto.
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