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Checoslovaquia no reconoce la condición de los presos políticos

Juan Cruz

Los presos politicos checoslovacos viven en las mismas condiciones que los detenidos comunes, y a veces mucho peor, según Amnesty International, que el domingo publicó en Londres un informe sobre esa situación.

Las leyes checoslovacas no reconocen categoría especial a los prisioneros cuyos delitos estén conectados con sus convicciones políticas. Sin embargo, los encarcelados por esa clase de delitos no son de hecho tratados como prisioneros comunes, sino que son víctimas de un régimen mucho más severo.No es la primera vez que Amnesty denuncia estos casos y se dirige al Gobierno checo «para que ponga remedios».

Los problemas del prisionero político checo no terminan cuando abandona la cárcel, sino que continúan luego cuando se les prohíbe seguir trabajando el que tenía previamente y ha de conformarse con ocupaciones siempre de categoría inferior. Una vez fuera de la prisión, además está obligado a pagar los gastos del juicio.

El disidente político aeco no acabá siempre en prisión, dice Amnesty, que ha estudiado casos en los que los que defienden ciertos derechos de conciencia en Checoslovaquia son separados de sus empleos y ven cómo sus familiares se enfrentan también a situaciones sociales de extrema represión. Sus hijos, además, en cuentran difícil el acceso a las escuelas y a las universidades y todos tienen restringidas las posibilidades de viajar al extranjero.

En su informe, Amnesty, la organización independiente que vigila el cumplimiento de los derechos humanos en todo el mundo, destaca la existencia en Checoslovaquia de leyes que permiten el encarcelamiento de sospechosos de delitos políticos sin que se hayan confirmado las acusaciones. En principio es e período de prisión puede durar hasta dos meses, aunque a veces se prolonga hasta a seis y doce meses. En ocasiones los juicios se hacen a puerta cerrada.

Las circunstancias en que se desarrolla la represión política en Checoslovaq¡a supone, según Amnesty, una violación de las propias leyes constitucionales checas.

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Amnesty Internalional dice que, aunque no hay cifras oficiales sobre el número de prisioneros de conciencia que hay hoy en Checoslovaquia, puede deducirse que debe haber entre cincuenta y cien, aunque en esa cantidad no se incluyen aquellos que han sufrido cortos períodos de detención.

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