Homenaje popular a Manuel de Irujo en Estella

Más de un millar de personas tributaron ayer tarde un entrañable recibimiento a Manuel de Irujo en su pueblo natal de Estella, donde regresó entre ikurriñas y dulzainas, después de una ausencia de casi cuarenta años. Por espacio de unos minutos se detuvo a las seis en el cementerio de esta localidad navarra, ante el panteón familiar, para dirigirse luego al santuario de Nuestra Señora del Puy, donde fue recibido a los sones del Agur Jaunak.

Después de la celebración de la misa, en la que le acompañó en un estrado especial la viuda del primer presidente del Gobierno de Euzkadi, María Zabala de Aguirre, el señor Irujo se dirigió a los estelleses que habían acudido a recibirle desde un balcón del santuario. Señaló que el momento era más de sentir que de hablar, para manifestar a continuación que pese a las posiciones que cualquiera de los presentes hubiera mantenido en la guerra civil, él sentía que se encontraba realmente de nuevo en su pueblo y que desde allí, recordaba a todos aquellos que murieron por un idela.Mientras el señor Irujo recorría los caminos de su infancia, el Congreso del Partido Nacionalista Vasco (PNV) continuaba sus gestiones en Pamplona en medio de un programa enormemente apretado. Las jornadas del viernes había terminado pasada ya la una y media de la madrugada sin que todavía se hubiera terminado la discusión de la primera ponencia, referente a la organización interna del partido. Las sesiones del sábado se iniciaron a las diez y media de la mañana y bien avanzada la tarde se tenía la convicción de que probablemente finalizarían las discusiones de las cuatro ponencias pasada ya la medianoche.

La ponencia de organización ha sido aprobada en líneas generales siguiendo las orientaciones que ha marcado el Partido Nacionalista Vasco desde sus comienzos. Se mantiene el principio básico de democracia interna en el seno de la organización, y la Asamblea Nacional se constituye como órgano máximo de gobierno, aunque posiblemente pueda constituirse en la figura de un presidente que sería un primero entre iguales, a efectos de representación del partido.