Carter y Fukuda hablan de economía y de la situación asiática
Carter y el primer ministro japonés, Takeo Fukuda, iniciaron ayer en Washington dos días de conversaciones, en las que el problema de la estabilidad en Asia, tras la anunciada retirada norteamericana de Corea del Sur, y la agenda de la cumbre económica mundial de Londres, serán los principales temas a debatir.
Fukuda, que es también un recién llegado a la escena política internacional, con sólo tres semanas en el cargo, aprovechará la visita a Washington para reforzar su posición política en su propio país, con miras a las elecciones del próximo mes de julio.Tras su entrevista, la semana pasada, con el premier británico James Callaghan, que indirectamente representaba a la Comunidad Europea, Carter intercambiará ahora puntos de vista con el dirigente del Japón, el vértice restante del «mundo trilateral», cuya cohesión y reforzarniento aparecen como el núcleo básico de la política exterior de la nueva Administración norteamericana.
La decisión del presidente Carter de proceder a la progresiva retirada de las tropas estadounidenses estacionadas en Corea del Sur causó cierta inquietud en Tokio, ante la posible «desestabilización» del noreste asiático. Japón se ha ido convirtiendo, progresivamente, en una potencia militar de importancia en la zona, y deberá suplir el vacío estratégico causado por la retirada estadounidense.
Respecto a la cumbre económica de los países industriales, que se celebrará a primeros de mayo en Londres, Japón acude a la misma con la fortaleza que le da su elevada tasa de crecimiento económico anual (casi un 7 % el pasado año) y su condición de «país locomotora» encargado, junto con Estados Unidos y la República Federal de Alemania, de reactivar la maltrecha economía occidental. Fukuda es un gran experto en materias económicas y, al parecer, sus puntos de vista sobre esta reactivación difieren parcialmente de los de Carter.
Japón se ha convertido en el mayor aliado de Norteamérica en el área del Pacífico y en uno de sus más estrechos colaboradores a nivel económico, por lo que no habrá grandes problemas que debatir entre los dos estadistas, si se exceptúa el creciente proteccionismo comercial norteamericano y 14 política de Carter hacia la proliferación atómica.
El problema de las medidas proteccionistas recomendadas a Carter por la comisión de comercio internacional norteamericana, que afectarían a las exportaciones de televisores en color japoneses, preocupa mucho en Tokio, que podría ver limitado su mercado y, por tanto, su expansión económica.
En el campo de la energía atómica, Japón, como país signatario del tratado de no proliferación nuclear, piensa que no debe verse afectado por las anunciadas medidas restrictivas que tomará la Administración Carter respecto a la exportación de tecnología de reprocesamiento.
Por último, en el terreno de la defensa de los derechos humanos, caballo de batalla por el momento de la política de Jimmy Carter, Fukuda se ha mantenido en una discreta postura de aprobar las acciones y declaraciones de Washington al respecto, pero sin secundarle de forma activa, y limitándose a afirmar que «cada país debe actuar según su propia situación».
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