Unamuno: la búsqueda del padre

En libro recientemente publicado acomete Carlos Feal Deibe la tarea de enfrentarse al mundo unamuniano desde una perspectiva sicoanalítica. Dicha aproximación resulta muy sugestiva en el caso de Unamuno, donde la experiencia literaria y la vital aparecerán fundidas en innumerables ocasiones. El mismo Unamuno lo confiesa a menudo, y sus personajes lo ponen de manifiesto atravesando los limites de su mundo novelesco para dialogar con su autor. El tratamiento parece, pues, adecuado y resulta, como a lo largo del libro comprendemos, fructífero.En donde Feal Deibe pone más énfasis y esfuerzo es en el desentrañamiento del mito de don Juan. Las características del don Juan unamuniano se oponen, aparentemente, a las cualidades que el personaje de Zorrilla trataba de encarnar. El don Juan de Unamuno es un personaje, o mejor, una criatura, ambigua, celestinesca, débil, cobarde, cuya necesidad de las mujeres más que de un deseo de conquista viene teñida por el miedo. Está incapacitado para establecer una relación duradera, no puede fundar nada, no será nunca padre.

Este es otro de los puntos que ha llamado la atención del crítico: la importancia de la paternidad -o la maternidad- para que se lleve a cabo la realización personal de los personajes. Un hombre o mujer sin hijos es un ser inacabado, imperfecto. Parece que sólo por medio de la perpetuación en otro ser se puede adquirir plena conciencia de lo que se es. La paternidad y la maternidad hay, pues, que tomarlas más como símbolos que como realidades. Si todas las novelas y cuentos de Unamuno se prestan a este tipo de interpretaciones es, indudablemente, en San Manuel Bueno y mártir, uno de sus mayores logros, donde el juego de los símbolos adquiere mayor perfección. Don Manuel vive en una anhelante búsqueda de hijos, porque está solo, porque carece de padre y, finalmente, invierte los términos de la confesión al pedir la absolución de una mujer que aparece investida de los poderes de madre. Su suicidio significa un regreso al seno materno.

El autor estudia también el significado del suicidio -todavía susceptible de estudios más amplios- en tantos personajes unamunianos.

En la mayoría de los casos la muerte aparece envuelta en un velo de misterio, de ambigüedad, sin que llegue a saberse claramente quién fue finalmente el artífice de esa muerte procurada, los mismos personajes, su autor omnipotente, o Dios, su Padre. En el suicidio está siempre presente el deseo de regreso al seno materno y una agresividad mal dirigida.

Aunque las mujeres aparezcan, en el universo unamuniano, en un lugar de base, de fundamento, de origen, Feal Deibe muestra muy bien que están en realidad supliendo un vacío: ocupan el lugar del padre desaparecido. Lugar que, en el caso particular de Miguel de Unamuno, quedó muy pronto desocupado. Desde esta perspectiva toda la obra de Unamuno constituye una búsqueda del lugar del padre. Este enfoque no invalida otros, por el contrario, los enriquece.