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El Gobierno alemán, en actitud penitente ante Traube

Los humoristas alemanes, que sienten estos días una gran predilección por el caso Traube, no necesitan descubrir laboriosamente las facetas cómicas del asunto. El científico nuclear, que fue espiado en 1975 durante un mes, por el servicio secreto, trae ahora en jaque al Gobierno en pleno y en especial al ministro del Interior.

Pocos ciudadanos alemanes han logrado hasta ahora, como Traube, una carta a vuelta de correo remitida por el canciller Schmidt, en respuesta a una anterior del interesado. Traube ha conseguido también que las oficinas oficiales se le abran sin el menor problema, a pesar de las antiguas sospechas que recaían sobre él como presunto asesor científico de grupos terroristas. El subsecretario del Ministerio del Interior ha departido con Traube por espacio de siete horas. Se trataba de disuadir al científico, más o menos veladamente que desistiese de demandar judicialmente al ministro Maihofer, responsable de la operación de seguimiento y escucha montada contra el investigador. Hasta el momento, Traube se mantiene inconmovible: quiere ser rehabilitado a costa de lo que sea, y no sólo repuesto en su lugar de trabajo, que tuvo que abandonar tras una oscura intervención de la policía política ante la dirección de la empresa. Lo que Traube entiende por rehabilitación parece ir muy unido a la dimisión del ministro.

Pero Schmidt se niega tajantemente, por ahora, a excluir al liberal Maihofer de la lista del Gobierno, sobre todo en un momento sumamente difícil para la coalición de Bonn. Hace un par de días, Traube reclamó al canciller nuevas satisfacciones el jefe del Gobierno le ha respondido que hoy miércoles, después de comer, el ministro del Interior volverá comparecer ante el Parlamento para justificar el registro de la casa del científico y explicar nuevos detalles. El Gobierno confía en convencer finalmente al recalcitrante doctor Traube, presentando por segunda vez ante el legislativo al responsable de la seguridad interior en actitud penitente. El ministro dirá claramente, según el canciller, por qué motivos concretos se acosó al investigador hace dos años

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