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Inauguración de la temporada en Carabanchel

Plaza nueva y novillos de siempre, asi se puede resumir la inauguración de la temporada, en la vieja Vista Alegre, actual Carabanchel , Plaza nueva, empresa nueva y los mismos y tristes bichos de siempre, apenas un puyazo y por los suelos. El Niño de Aranjuez al primero que no se tenía en pie, le recibió con lances de rodilla en tierra, verónicas vulgares y media buena, hizo un voluntarioso quite por galleos, de frente, por detrás y, a continuación, una faena larga y anodina, cuidando que no se cayera el novillo. En el cuarto realizó una faena deslavazada, en la que mezcló mantazos con muletazos de mejor trazo, mató de una estocada de efectos fulminantes, perfilado de cerca, pero se echó fuera, muy rápido en la ejecución, tiró la muleta a la cara, la espada entró por arriba y asomó por abajo; no merecía la oreja, bien denegada por el presidente en su único acierto de la tarde. Márquez, valiente y voluntario so dio dos derechazos un natural, el de pecho y un valeroso afarolado, rodilla en tierra, a su primero. En el quinto se dedicó a girar en la cara del novillo en una postura que como poco podemos llamarla desairada, se trata de un torero vulgar y valentón.

El domingo en Carabanchel se lidiaron cuatro novillos de Alvaro Domecq y dos de El Trebol (5º y 6 º), para Niño de Aranjuez, Jesús Máquez y Juan Antonio Esplá, estos dos últimos debutantes

Niño de Aranjuez; pinchazo y estocada atravesada. (Palmas y saludos) y estocada de efectos fulminantes: (Petición y dos vueltas). Jesús Márquez, atravesada y cuatro descabellos, (silencio) y pinchazo, estocada atravesada (aviso) y dos descabellos (segundo aviso; palmas y saludos). Juan Antonio Espiá, pinchazo y estocada tendida (aviso, palmas, saludos y algunos pitos), estocada atravesada y descabello (vuelta). Los novillos, muy chicos, sin fuerzas, borregos en la muleta, el 5º y 6 º de El Trébol, chicos, feos y mansos. Mucho público, plaza remozada, ruedo muy cuidado. Presidió el senor Corominas, muy mal en los cambios de tercio y justo al denegar la oreja al Niño de Aranjuez.

Esplá, mal con el capote en los dos, banderilleó con poco acierto y vulgaridad, siempre ayudado por un peón; al banderillear, a topa carnero, envió con el quiebro, al novillo a varios «kilómetros», luego con la muleta mostró oficio y frialdad en dos faenas largas, en las que hubo contados muletazos de sabor, más bien apuntó esbozos de toreo, sin apenas profundidad, y sí afectación. En resumen, la primera de la temporada en Carabanchel, toreros voluntariosos con ganas de triunfos y ganado poco propicio y nada destacable.

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