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"Es mejor matar un león de un tiro que dejarlo morir de hambre"

«La decisión de que los leones del safari de El Quexigal fueran sacrificados ha sido exclusivamente mía», ha declarado a EL PAIS el consejero delegado de la entidad, Carlos Merino Luengo. «El tema ni se trató en el consejo de administración, ni en ningún otro lugar. Habla que deshacerse de los animales, y lo que el Safari Ibérico de El Quexigal hizo fue venderlos en vivo y allí mismo. Quiero decirle con esto, que lo que ocurriera después no es cosa nuestra.»

La historia la conocen nuestros lectores. El Safari Ibérico de El Quexigal, en Cebreros, Avila, fue un fracaso económico. Ante ello, la empresa quiso desmantelar las instalaciones. Prescindió del personal y, posteriormente,, para deshacerse de los animales, se iniciaron las gestiones para venderlos a parques zoológicos. En ese momento entra en juego un promotor de cacerías que propone comprarlos para que sean cazados. El Safari Ibérico de El Quexigal estaba ubicado dentro de un coto privado de caza que pertenece a la familia Hohenlohe. Implicado en el tema, el señor Hohenlohe declaró ayer a EL PAIS que él mismo, aún formando parte de la sociedad del safari, había sido el primero en denunciar estas cacerías. Directamente culpaba de ellas al señor Merino Luengo, consejero delegado de la empresa.«En efecto -afirma Merino Luengo-, fui yo quien tomó la determinación de vender esos animales, porque su manutención nos salía sumamente cara, y siempre es mejor sacrificar a un animal de un tiro que dejarlo morir de hambre. Lo que es interesante señalar es que el señor Hohenlohe, que muestra un humanitario interés por los animales, no mostró el mismo por los empleados a los que hubo que indemnizar al deshacer el Safari Ibérico.»

(A este respecto, el señor Hohenlohe declaró que eso son cosas de la sociedad de la que forma parte, y no una cuestión de proyección individual o personal.)

«Por otra parte, el señor Hohenlohe afirma -dice el consejero delegado de la empresa- que el león Clyde ha sido matado. Y esto es falso. El león Clyde es un animal singular, que hemos criado durante tres años y al que todos tenemos un gran cariño. Vive, y prueba de ello es que todos los días le llevo yo mismo los diez kilos de carne que consume.»

Icona

«Además, se dice que Icona iniciará un expediente. No parece cierto, puesto que Icona lo sabía desde hace un mes y se encuentra sin armas legales. Los osos que se mataron eran baribales, una especie canadiense sobre la que no tiene autoridad. Y los leones, como se decía en EL PAIS, no están considerados como pieza de caza en España. Yo fui a la Guardia Civil cercana para decir que ibamos a disparar y a cazar. Porque, repito, creo que es mucho mejor sacrificar los animales de un tiro, que dejarlos morir de hambre.»En total se han matado por lo menos doce animales, entre leones y osos. El resto de los animales busca comprador.

-O sea, que nadie ha prohibido las cacerías, de forma que aún podríamos ir a cazar un león a Avila mañana mismo.

-Se han terminado porque los leones que quedan son muy pequeños. Pero nadie, ni nada nos ha prohibido hacerlo. Insisto que nosotros los vendemos en vivo, y nada más.

-¿En cuánto?

-No recuerdo. Cuarenta o 45.000 pesetas.

Después, la organización de cacería es cosa aparte. No hay legislación que lo prohiba. Aunque eso sí: de allí no puede salir más que la piel. La carne tiene una vigilancia especial de tipo sanitario.

El negocio, pues, era posterior. Si la empresa vendía el animal en vivo, el comprador podría promover una cacería. Ante el peligro de cazar leones de safari fotográfico, se hacía un seguro, y después se cobraba una buena cantidad -nuestras noticias indican que 100.000 pesetas-, para que desde Bilbao o desde cualquier otra parte, alguien sintiera la tremenda emoción de abatir un selválico leófi y pudiera llevarse, detalle importante, su piel a casa. Ironías.

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