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La "cumbre" occidental y el "Concorde", temas del encuentro Carter-Callaghan

Unas docenas de banderas británicas en las calles cercanas a la Casa Blanca fueron ayer el único indicio de la llegada del primer ministro del Reino Unido, James Callaghan, a la capital norteamericana, que ofrecía un aspecto de estado de sitio y seguía con ansiedad la suerte de los rehenes capturados por un grupo de activistas negros.

Callaghan llegó a bordo de un avión Concorde, que precisamente será uno de los temas a tratar con Jimmy Carter durante sus dos días de estancia oficial en Washington. El presidente norteamericano se pronunció recientemente de modo favorable: a la propuesta hecha por su antecesor, Gerald Ford, respecto al, permiso, de aterrizaje del avión supersónico franco-británico en territorio norteamericano, y concretamente en la ciudad de Nueva York.Ford propuso un período de prueba para el Concorde de dieciocho meses, y Carter hizo suya esta propuesta. La ciudad de Nueva York, por su parte, decidió atrasar la decisión que debía haberse tomado ayer sobre si debe permitirse o, no al Concorde tomar tierra en el aeropuerto Kennedy.

Aparte de sus conversaciones sobre el avión supersónico, Carter y Callaghan procederán a preparar la agenda de la cumbre económica occidental que se celebrará en mayo en Londres. Dado que Gran Bretaña es ahora el país que preside los consejos de la Comunidad Económica Europea, es presumible que el premier inglés presente, junto a la postura de su país, la posición del Mercado Común en ese esfuerzo para reactivar la economía occidental que será la cumbre de mayo.

En su primer discurso, nada más pisar Washington, Callaghan se refirió ya a «la profunda depresión que sufre el mundo occidental», la «peor desde los años treinta», y expresó su confianza en que «el mundo libre podrá superar esta crisis», pero resaltó la necesidad de «una acción conjunta intergubernamental si queremos hacerlo lo más rápidamente posible».

El futuro del cono sur africano será también tema importante de las conversaciones entre los dos estadistas. Una nueva propuesta conjunta británico-norteamericana sobre el proceso de transición a un Gobierno de mayoría negra en Rodesia estaría ya terminada según diversas fuentes. El nuevo plan recogería algunos de los puntos del fallido programa de Kissinger e incorporaría algunos nuevos, especialmente en lo refe rente a la forma de estructura del nuevo Gobierno.

Callaghan dijo también en su discurso de respuesta de bienvenida de Carter que «discutiremos el eterno problema de cómo, mantener y reforzar la libertad de nuestros ciudadanos y pava todos los pueblos en todas las partes del mundo». El tema de los derechos humanos, punto prioritario de la política exterior de la nueva Administración norteamericana, estará también, pues, en la agenda de la entrevista, aunque parece que el premier británico es partidario de una, mayor moderación en esta materia.

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La gravedad de la situación que atraviesa Washington hizo que la bienvenida oficial a Callaghan fuera fría, a lo que contribuyó la suspensión de buena parte de las ceremonias oficiales, si bien nadie duda de la cordialidad que, presidirá las conversaciones. El primer ministro inglés recibirá más del doble de la protección especial que se presta a los dirigentes extranjeros durante los dos días de su estancia en la capital, antes de partir para Canadá.

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