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Hohenlohe: "Yo mismo denuncié las cacerías de leones"

«Yo mismo denuncié esta cacería de leones en el safari fotográfico de El Quexigal, en la provincia de Avila. Como cazador que soy, me parece vergonzoso. Yo mismo dirigí al Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona) para que tomara medidas.» Así se expresó el príncipe de Hohenlohe al ser consultado en torno a la noticia -véase última página de EL PAIS, 8 de marzo- de que los animales del safari fotográfico de Cebreros estaban siendo matados en organizadas cacerías.

«Cuando se planteó este tema en el consejo de administración me opuse de forma rotunda. Y así lo hice constar. Creí que todo había acabado en eso, en una propuesta que se denegó. Sin embargo, a mi regreso de un, viaje por el extranjero, me enteré de que se habían llevado a cabo estas «monterías». Fue entonces cuando me dirigí a Icona y a Adena. El presidente de Adena me dio su total apoyo moral y expresó su total repulsa por estos hechos. Y a Icona le pedí que abriera una investigación sobre todo-ello y que llegara hasta las últimas consecuencias, porque me parece vergonzoso.»Como recordarán nuestros lectores, las cacerías vinieron como consecuencia del fracaso económico que supuso el safari fotográfico de El Quexigal, en Cebreros (Ávila). Al desmantelar las instalaciones que estaban sobre un coto privado de caza a nombre de Hohenlohe, se hicieron gestiones para la venta de lo animales a distintos parques zoológicos. Es entonces cuando surge la idea de un profesional de la organización de cacerías: liquidar los animales cinegéticamente cobrando, como es lógico, una buena cantidad. El promotor José Manuel Picaza, lo propone, al consejero delegado de El Quexigal, Carlos Merino Luengo. Se organizan las cacerías. Viene varios cazadores de Bilbao y se matan cinco leones, algún leopardo y otros animales.

«Fíjese que entre los leones matados figura uno que vivió conmigo más de ocho meses -comenta el señor Hohenlohe- y al que tenía un gran cariño. Se llamaba Clyde.»

También osos

Afortunadamente, las cacerías se han parado ya. Y no han sido s6lo de leones o de leopardos, si no que también se dio muerte según nuestras noticias, a cinco osos que figuraban en el censo del safari fotográfico. (Debe recordarse que el oso tiene consideración de especie protegida en España.)«Ya no habrá más cacerías y realmente se paralizaron tras la denuncia que yo mismo puse contra nuestra propia sociedad.»

Acciones

Hablamos de las acciones a emprender.«En principio la que habrá de promover Icona con su expediente por cazar en coto privado sin haber presentado un plan cinegético previo. Y en segundo lugar -añade Hohenlohe- el consejo de administración tendrá que considerar muy seria mente la decisión del consejero delegado.»

«Lo triste -comenta después- es verse implicado en todo este affaire, especialmente cuando uno es cazador y se siente cazador. Esto es verdaderamente rocambolesco.»

Según nuestras noticias, la caza del león organizada por el señor Picaza costaba alrededor de 100.000 pesetas pieza. Y las previsiones de importar animales para cazar eran ciertas, hasta el momento en que el señor Hohenlohe denunció los hechos a Icona.

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