Callaghan preparará con Carter la conferencia económica occidental
El primer ministro británico, James Callaghan, llegará a Washington a bordo de un avión Concorde el próximo jueves, el mismo día en que se decidirá en Estados Unidos si se le permite o no a este aparato el aterrizaje en el aeropuerto de Nueva York. El uso de tal medio de transporte para este viaje oficial puede tener alguna influencia en la decisión que se tome. Después de pasar dos días en Washington, Callaghan seguirá viaje a Canadá.El primer ministro británico será el primer líder occidental que se entreviste con el presidente James Carter de Estados Unidos. El jefe del Gobierno de Londres estará en Washington desde el 10 al 12 de este mes, acompañado de su nuevo ministro de Relaciones Exteriores, doctor David Owen. Callagan, que hablará con su colega americano como representante de la Europa Comunitaria, cuyos consejos de ministros preside ahora Gran Bretaña, discutirá con Carter más los problemas de 1978. que los temas inmediatos.
El primer ministro británico piensa que 1978 será «el año más difícil de la historia reciente del mundo en términos de crecimiento económico». Esa perspectiva ayudará a los líderes a acelerar los preparativos para la cumbre económica que ha sugerido Londres con el consentimiento de franceses y alemanes.
Cuando Crosland sufrió el ataque que le produjo la muerte, estudiaba el problema de Rodesia. Es uno de los asuntos pendientes que le ha dejado a Owen, su sucesor, que se entrevistará en Washington con el secretario de Estado Cyrus Vance con el propósito de encontrar otra vez un punto de coincidencia sobre las posibilidades de solucionar el conflicto. El doctor Owen ha dicho ya que, si es preciso, acudirá a Africa del sur para presionar a los estados que rodean a Rodesia y a la propia Rodesia para evitar que la crisis constitucional se resuelva con una guerra civil en gran escala.
Otro, de los temas que Callaghan y Owen tratarán en sus conversaciones con sus colegas americanos será el de la limitación de armas estratégicas. El Gobierno laborista defiende, como el de Carter, la utilidad de las negociaciones Salt y estima que una conclusión positiva de este compromiso que tratan de conseguir soviéticos y norteamericanos "favorecerá los intereses de cada habitante de este mundo".
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