El historiador y el feminismo
Ricardo de la Cierva lanza en EL PAIS de hoy (16-2-77) una llamada de atención a los partidos de centro y derecha sobre el peligro de ignorar las posibilidades políticas de la mujer.Es de agradecer, en principio, aunque el toque de atención venga dañado por un oportunismo preelectoral. Sería mejor haberlo escuchado en momentos en que la contaminación electoralista no enturbiaba los gestos. Pero lo grave no es eso. El ilustre historiador siente la necesidad de prolongar su alerta advirtiendo de los peligros del feminismo desmesurado. Lo hemos oído mil veces: viragos, desviadas sexuales, neuróticas. ¿Por qué siempre al hablar de la mujer como participantes en el feminismo, que es una actividad socio-política-cultural, se sacan a relucir las mismas implicaciones sicológico-sexuales? Afeminados, estrambóticos, locoides, los hay también entre los hombres qué actúan en otros movimientos y nadie habla de ellos. Unas y otros son excepciones que deben ser relegadas a la consulta del siquiatra.
Me interesa hacer constar que las mujeres que participamos en el feminismo español de hoy somos tan normales como el que más, y me atrevo a suponer, por tanto, que una maldita errata es la culpable de esta desdichada frase: «En la España actual, el movimiento feminista es mucho más anormal. » Pero es una errata que necesita rectificación.
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