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Amin convoca a los residentes norteamericanos para condecorarlos

Lo que inicialmente se temía pudiera convertirse en una tragedia o una crisis internacional, lleva camino de desembocar en una fiesta folklórica. Idi Amin asegura que no hay motivos de alarma sobre su entrevista de mañana, miércoles, con los aproximadamente doscientos norteamericanos, que residen en Uganda, y anuncia que no sólo es su intención agradecerles los servicios prestados e imponerles algunas medallas, sino que piensa obsequiarlos con un selecto repertorio de cantos y danzas regionales.

La reunión, convocada en principio para ayer, fue aplazada hasta el miércoles por el propio Amin, al comprender la imposibilidad material de llegar a tiempo a Kampala en que se encontraban muchos norteamericanos, la mayoría de ellos misioneros protestantes, que habitan zonas remotas y mal comunicadas del país.También se modificó el lugar de la cita, que será ahora el aeropuerto de Entebbe, a unos cuarenta kilómetros de la capital, precisamente el que fue escenario del famoso raid israelí de julio pasado, que concluyó con la liberación de los rehenes de un avión de Air France y con la muerte de una veintena de soldados ugandeses y de seis guerrilleros palestinos.

Seguramente es el recuerdo de este raid lo que ha llevado a Idi Amin a decretar el estado de alerta permanente para sus fuerzas armadas y a la radio ugandesa a emitir comunicados en los que se pide a la población se mantenga vigilante ante la eventualidad de una invasión. El pasado sábado, Amin dijo saber que había 5.000 marines en aguas del océano Indico dispuestos a intervenir, lo que fue desmentido por el Pentágono.

Sin embargo, noticias no confirmadas ni desmentidas hasta el momento, indicaron ayer que el portaaviones nuclear Enterprise, que visitó hace unos días el puerto de Mombasa, en Kenya, ha puesto rumbo nuevamente hacia la costa africana. El Enterprise lleva cerca de un centenar de aviones de combate a bordo.

Por otra parte, un portavoz del ejército ugandés declaró ayer que si se producía un ataque, las fuerzas invasoras serían destruidas antes siquiera de que llegaran a las fronteras de Uganda y que el campo de batalla estaría fuera de su país.

Esta aparente firmeza militar contrasta con las declaraciones de altos funcionarios ugandeses y el propio Amin, que no escatiman elogios a los norteamericanos. Por ejemplo, Robert Astles, un ex ciudadano británico que es ahora un consejero del dictador ugandés, manifestó que Amin se refería siempre a los norteamericanos en términos elogiosos y que decía con frecuencia que «es una pena que no haya más de ellos en Uganda».

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Por su parte, Idi Amin se reunió ayer, de modo informal, con un grupo de ciudadanos estadounidenses en el aeropuerto de Entebbe y aseguró que no tiene «nada contra ellos», que la prensa mundial había interpretado mal sus intenciones al mandarlos convocar y que estaba dispuesto a imponerles varias «medallas de honor» en su entrevista del miércoles.

En los círculos gubernamentales de Washington, la tensión inicial se ha relajado casi completamente y el departamento de Estado anunció no haber tomado todavía una decisión sobre la propuesta de Amin, de que Estados Unidos, envíe un representante oficial a la reunión del miércoles, a la que se calcula asistirán 3.000 personas, y en la que actuarán varios conjuntos folkóricos. Entre los norteamericanos residentes en Uganda, algunos de los cuales han hablado por teléfono con periódicos de su país, las perspectivas son optimistas y todos confían en que la entrevista de mañana será «muy agradable »

El extraño comportamiento de Id¡ Amin sigue siendo objeto de las más variadas especulaciones. Para algunos, el dictador africano tuvo una primera reacción colérica al conocer las críticas de que su régimen era objeto por parte de altos cargos gubernamentales norteamericanos, y mando convocar a todos los estadounidenses residentes en Uganda,con la idea de expulsarlos. Luego, al ver que la cosa podría desembocar en crisis y que él sería el más perjudicado, optó por una salida pacífica y se dispuso a condecorarles.

Para otros, Amin no pretende otra cosa con su actuación que desviar el interés mundial hacia este tema y ocultar las recientes matanzas que, según diversas informaciones han tenido lugar en los últimos días a raíz del fallido intento de golpe de Estado contra él. Y no falta quién piense que toda la maniobra obedece simplemente al conocido deseo de notoriedad del dictador, que, eso sí, lleva va rios días en las primeras planas de la prensa mundial.

Por su parte, el presidente Carter agradeció a Idi Amin las garantías dadas, pública y privadamente, sobre la seguridad de los norteamericanos residentes en Uganda.

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