La exposición
, Por fin, el Plateau Boubourg ha abierto sus puertas; pese a todo y contra muchos, parece que está empezando a funcionar. Y se ha inaugurado nada menos que con una exposición de Marcel Duchamp.La exposición está situada en la última planta del edificio, dedicada a las manifestación es temporales del Museo Nacional de Arte Moderno y cuando se llega a ella, subiendo por las escaleras mecánicas, los ojos se maravillan ante la magnífica vista que se les presenta.
La exposición está bien montada, hay espacio suficiente, las obras pueden contemplarse con tranquilidad, y ofrece una panorámica (otra) muy interesante de la obra de Marcel Duchamp.
Lo primero que se piensa ante la muestra es ¿qué opinaría Duchamp de una exposición organizada en un centro oficial, oficialísimo, donde se da cita la crema del milieu artístico, al que Duchamp nunca pudo soportar? Una exposición organizada con todos los honores, bombos y platillos, dedicada a quien se negaba a definirse como artista, que no aceptaba su función creadora y que frente a la palabra artista empleaba la de artesano, a quien se refería a sus creaciones llamándolas cosas y consideraba el acto creativo como un hacer («la palabra arte viene del sánscrito, que traducida quiere decir hacer», solía decir).
Para esta excepcional exposición, los museos americanos (el Museum of Modern Art, de Nueva York y Le Philadelphia Museum of Art) han aceptado prestar casi la totalidad de sus colecciones. La muestra presenta unas doscientas obras: dibujos de su primera época y cuadros postimpresionistas (1902-1906),fauves (1909-10), cubistas y protofuturistas (1910-1 l). En esta época Duchamp conoce a Picabia, con el que tendrá una gran amistad. Hombre sorprendente, según Duchamp, tenía opiniones originales sobre el mundo en general y sobre el mundo del arte en particular, que él (Duchamp) no conocía; y le reveló una actitud nueva del hombre y le abrió nuevos horizontes.
Duchamp a partir de 1916 abandona casi prácticamente la pintura convencional («puesto que los generales no mueren ya a caballo, los pintores no están obligados a morir al pie de su caballete», le gustaba decir) y surge la obra que hará del artista un iconoclasta definitivo. Tras este período, nacen los ready-mades: Fontaine (un. urinario, 1916), Porta-botellas, Perchero, etcétera.... las máquinas ópticas y los trabajos preparatorios de Etant donnés..., obra para la que trabajó durante veinte años (1946-1966).
Por primera vez puede verse en Francia la serie de dibujos de su primera época: Susana con un sombrero rojo, Mi abuela..., la de Desnudo descendiendo una escalera, la de Triturador de chocolate, El rey y la reina, los vidrios originales de Nueve Moules Malics y de Para mirar con un ojo, de cerca, durante casi una hora y los Trozos elegidos, de Couberi, Ingres, Rodin, etcétera (1968), con que finaliza la exposición.»
Naturalmente, lo que polariza el interés de la exposición y que no hemos citado, hasta ahora, es la cosa titulada: La mariée mise a nu par ses celibataires, méme, o Grand verre, nombre con el que habitualmente se le conoce. La copia presentada fue realizada en Estocolmo, en 1961, por Ulf Linde, bajo el control de Duchamp y autentificada por él mismo.
Cuarta dimensión
Son muchas las interpretaciones, teorías, fundamentos que se le han buscado al Grand verre, pero de ser fieles al espíritu de Duchamp (opinaba que el espectador debe participar a una creación suplementaria interpretando la obara de arte), todas son posibles y válidas. Duchamp habló con frecuencia de esta obra. En la época en que comenzó el proyecto, Duchamp leía artículos de Gastón de Povolowsky, curioso personaje, entre, gado a divulgar teorías en torno a la cuarta dimensión, para explicar que había seresplanos, en posesión de dos únicas dimensiones. El artista se interesó en la cuarta dimensión y, según dice él mismo, esto me obsesionaba, me obsesionaba durante mucho tiempo.
Los organizadores de la exposición, sin duda, para facilitar la comprensión de esta gran pieza de aceite e hilo de plomo sobre vidrio, han incluido en ella una «realización tridimensional de la imagen bidimensional de la parte inferior del Grand verre, de 280 X 320 X 280, sugerente, que proyecta la imaginación hacia zonas de nuestro real que «nuestros ojos no pueden ver».
Fuera de la exposición, propiamente dicha, hay una serie de documentos biográficos, fotografías, etcétera, referidos al artista, en la que se incluirá un disco de compositor canario Juan Hidalgo: «Rose Selavy» (1975) -seis piezas enmohecidas para seis fuentes sonoras- un etcétera ZAJ sin fin, de implicacíones duchamptianas, del cual, Daniel Charles, crítico musical de París, dice: «En el espacio de una quinta vibra solamente la más fría indiferencia hacia todo lo que el Occidente ha podido amontonar de relaciones (armónicas, bien seguro, pero también semánticas, anecdóticas, etcétera).
Duchamp, al que muchos consideran a nivel artístico como un padre desnaturalizado, desarteralizado, ha dado a luz, a pesar de él, a muchos artistas que se reclaman, o les reclaman, con o sin razón, hijos suyos; y desde los años cincuenta son muchos los seguidores nacidos del esperma duchamptiano (aunque algunos en el aspecto formal solamente, pues no son numerosos los que han conseguido entrar dentro del espíritu de las cosas):Si seguimos a Jean Clair, organizador de la exposición, el op-art, los nuevos realistas franceses, el movimiento Fluxus, que una vez más intentaba abolir las fronteras entre el arte y la vida, el minimal-art, el conceptual-art y si insistimos en el coté travestista de Duchamp, también el bodi-art, han sido posibles por que un hijo de notario normando decidió dedicarse a hacer cosas.
Marcel Duchamp fue para inu chos, un personaje genant que, como a Pío Baroja, lo que más le gus taba del sol era la sombra, qué de cidió antes que hacer arte vivir artísticamente, «haciendo muy poco, casi nada».
Como otras cosas, fue descubierto por los americanos en 1913 con motivo del escándalo de la exposición en el Armory Show de Nueva York, de Nue descendant l´escalier y bastantes años más tarde redescubierto por los europeos.
Murió físicamente hace algunos años, estará descansando definitivamente. «Siempre se está cansado, incluso de ser», decía.
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