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Cuenca pidió al Rey una ayuda especial del Gobierno

Cuenca ha pedido al Rey una ayuda especial y coordinada de todo el Gobierno que la saque de la postración en que se encuentra. Así lo expuso el presidente de la Diputación Provincial, Constantino Palomino, durante su discurso. Y el Rey prometió llevar al Gobierno las peticiones conquenses, como respuesta culminante a la jornada de ayer durante su visita a la provincia de Cuenca.

El pueblo conquense tributó a los Reyes una calurosa acogida en las varias paradas de su itinerario, como muestra de su entusiasmo por el histórico acontecimiento. La revista conquense El Banzo iniciaba así el editorial de su último número: «Ochocientos años después de Alfonso VIII, a casi cincuenta años justos de la visita de Alfonso XIII, un rey se acerca a Cuenca. De la primera cita, a la segunda, una larga historia de grandezas, intrigas, trabajo, construcción, decadencia, silencio y olvido. De la segunda hasta ahora, el páramo.»Tarancón: ambulatorio

Los Reyes llegaron a Tarancón -engalanada- a las once de la manaña, acompañados del ministro de Agricultura, señor Abril, como ministro de Jornada, y el jefe del cuarto militar de la Casa del Rey, general Valenzuela. Fueron recibidos por el gobernador civil de la provincia, Antonio Casias; el gobernador militar, Luis Modet; el presidente de la Diputación Provincial, el consejero nacional del Movimiento por la provincia Francisco Ruiz Jarabo; el alcalde de Tarancón, Francisco Manzanares, y otras personalidades.

La banda de música local interpretó el himno nacional y la Reina, recibió un ramo de flores Vestía el Rey un traje gris, abrigo, y la Reina se cubriría con un abrigo de pieles.

Recorrieron a pie unos metros hasta el Ayuntamiento -de nueva construcción-, en la plaza del Caudillo, desde cuyo balcón el alcalde pronunció un breve discurso a través del cual explicó las idóneas condiciones de Tarancón, para hacer de esta localidad un centro, ea paz de asimilar actividades que irradien su influencia en una zona que integra más de treinta pueblos

El señor Manzanares hizo hincapié en la necesidad de construir el anibulatorio de la Seguridad Social que ya tiene concedido..

El Rey dio las gracias por el recibimiento y precisó que «al entrar en la provincia no hemos querido dejar de pasar por Tarancón. Confiamos en Cuenca y en Tarancón como en todos los pueblos y regiones de España. Seguid trabajando y confiando en la Monarquía y en,vuestro Rey. Gracias otra vez».

En el salón de sesiones le fue ent regado el bastón de mando de la ciudad por el alcalde, y el Rey recibió también el nombramiento de alcalde honorario de la villa. El secretario del Ayuntamiento leyó este acuerdo municipal al pueblo de Tarancón y a las delegaciones llegadas de pueblos vecinos. Tras firmar en el libro de honor del Ayuntamiento, los Reyes partiéron hacia Huelves, Alcázar del Rey y Carrascosa del Campo, donde se detuvieron breves instantes para saludar a las autoridades locales En Tarancón, doña Sofía fue obsequiada con una imagen de la Patrona, Nuestra Señora de Riánsares, y una arqueta de Plata que contenía azafrán, producto típico de la comarca.

(Sigue en pág. 8)

Don Juan Carlos recibió la medalla de oro de Cuenca

(Viene de la primera página.)

La llegada a la plaza Mayor de Cuenca -en el casco antiguo de la ciudad- tuvo lugar hacia las doce y media de la mañana; a donde se dirigieron en automóvil. Tanto la ciudad baja como la parte alta se hallaban engalanadas y la población conquense apiñada a lo largo de las calles que habrían de recorrer Sus Majestades.

Los Reyes escucharon el himno nacional, y don Juan Carlos pasó revista a una compañía de honor del Regimiento Inmemorial del Rey Número Uno, con bandera, escuadra y banda de música.

A la puerta de la catedral -único ejemplar en España de gótico normando-, Sus Majestades fueron recibidos por las primeras autoridades locales y provinciales.

En la catedral -donde los Reyes entraron bajo palio-, les recibió el cabildo. Una vez en el interior del templo, el deán catedralicio, Salvador Alonso, ofició un solemne tedeum y rezó una salve, cantada y acompañada por el, coro del Seminario de San Julián. Previamente, el deán pronunció unas palabras, remitidas desde Roma por el obispo de la diócesis, monseñor Guerra Campos por las cuales transmitía a los Reyes un breve saludo y se asociaba a las oraciones de los sacerdotes y fieles allí presentes. Desde el balcón de la Casa Consistorial, donde los Reyes habían saludado a la Corporación Municipal, el alcalde de la ciudad agradeció a don Juan Carlos haber aceptado la presidencia de honor del octavo centenario de la conquista de Cuenca por Alfonso VIII. Palabras muy vitoreadas por los conquenses, así como las del Rey, que agradeció el recibimiento y reconoció la «reciedumbre de esta tierra, que ha dado grandes hombres a la patria». Don Juan Carlos añadió: «Hoy estáis trabajando por vuestro futuro y os hacéis acreedores de la ayuda del Gobierno.»

Medalla de oro

En el descenso, en coche, a la parte baja y moderna de la ciudad, los Reyes se detuvieron en la avenida de José Antonio -Carretería- desde donde hicieron a pie el recorrido hasta la Diputación Provincial, entre las aclamaciones del pueblo conquense. Aquí, don Juan Carlos recibió a una comisión del Instituto de Pedagogía Terapéutica, que le expuso el proyecto de construcción de un nuevo edificio, así cómo una muestra de trabajos realizados por los alumnos deficientes del actual instituto.

Seguidamente se inició una sesión de trabajo. En primer lugar, se impuso la medalla de oro de la provincia al Rey. Después, el alcalde de la ciudad y el presidente de la Diputación expusieron, en sendos discursos, los problemas más acuciantes de la ciudad y la provincia.

Don Juan Carlos contestó con unas palabras de agradecimiento, y añadió: «Creo que tenéis razón al proponeros estos objetivos, para cuyo logro es tan indispensable vuestro propio trabajo e iniciativa como la acción del Gobierno, al que haré llegar cuanto se ha tratado.»

La problemática conquense

Cuenca, primera provincia española en emigración, tiene un ritmo de crecimiento vegetativo que, de seguir así, limitaría su población en 1999, a 140.000 habitantes, en una provincia, que, por su extensión, resulta la quinta de España.

Ante esta situación, en la que influyen factores de todo tipo, las reivindicaciones de la ciudad, y la provincia de Cuenca son, en síntesis, las siguientes:

Apoyó a la industrialización, puesta en marcha de los regadíos ya aprobados, instalación de una planta extractora de oleaginosas, inclusión en el Concierto de Agencias de Desarrollo Ganadero, instalación de una estación de avisos (agrícolas), declarar zona de ordenación rural la comarca de Tarancón, construcción de viviendas sociales, ampliación de la residencia sanitaria y acondicionarniento de la carretera de Tarancón-Cuenca.

Estas peticiones, plasmadas en sus líneas generales, se concretan en asuntos como estos: un ambulatorio jerarquizado, Escuela de Enfermeras y residencia maternal infantil, previsión del desempleo con empresas asociativas y cooperativas, obras de infraestructura para la promoción turística, construcción del Parador Nacional. de Turismo de Cuenca y ampliación del de Alarcón, puesta en marcha del PLANER para la electrificación y acometer diversas iniciativas industriales tanto en Cuenca capital como en algunos pueblos, restauración de la catedral, dotar al Colegio Universitario de la rama de Ciencias, agilización de los trámites para la ejecución de obras de compensación, por el trasvase Tajo-Segura, otras obras públicas que afectan a Tarancón, Horcajo de Santiago y otras como la carretera de circunvalación de la capital y el intento de que la autopista Madrid-Valencia se aproxime a Cuenca lo más posible, sugerencia de que el coeficiente de inversión de la Caja de Ahorros fuera para Cuenca.

Tras almorzar en el restaurante de las Casas Colgadas, los Reyes visitaron el Museo de Arte Abstracto y el Museo de Cuenca.

A las cinco de la tarde emprendían el regreso a Madrid.

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