Ha muerto el poeta Herrera Petere
Ayer falleció en Ginebra el poeta español José Herrera Petere a los 67 años de edad. Fue premio nacional de literatura en 1938 por su novela A cero de Madrid: En 1939 se exilió en París, y tras un breve paso por México fijó su residencia en Suiza, en donde vivía desde 1947.Por su edad perteneció a la generación del veintisiete. En 1931 fundó, en compañía del pintor Juan Manuel Díaz Caneja, una revista surrealista titulada En España ya todo está preparado para que se enamoren los sacerdotes, de la que sólo se llegó a publicar un número, puesto que se proclamó la República cuando estaba en imprenta el primero de ellos.
«Tuvo una acogida fatal -comentó Díaz Caneja- Por ejemplo, le enviamos un ejemplar a Marichalar, y en presencia del vendedor su madre rompió la revista. Yo no acababa de explicarme muy bien estas violentas reacciones porque lo cierto es que a los curas sólo aludíamos en el título y la revista era una traca, una especie de delirio surrealista.»
Colaboró en la revista Octubre, que dirigía Rafael Alberti. Durante la guerra civil fue el poeta del quinto regimiento y autor de las más célebres canciones populares de la contienda. Al finalizar ésta, ya en México, escribió su novela Cumbres de Extremadura, sobre la atividad guerrillera. En 1957 publica, en Buenos Aires, Carpio de Tajo, un drama popular de honda raigambre clásica lopista.Sobre su obra poética, Carlos Gurméndez escribió: «Toda ella es desnuda, podada de sobras y de un lirismo esencial. Después de los Poemas de la guerra civil, la nostalgia le arrastra a escribir ese vasto y admirable poema Hacia el Sur se fue el domingo, celebrado por Alberti como un canto adorable y alado en búsqueda del sol consolador de Andalucía desde las nieblas suizas. También publica El incendio, Arbol sin tierra y Del Arve al Tajo. Desde Suiza, país en el que ha fijado su residencia, nos llega su último libro, Cenizas, en el que se invoca la presencia de una España popular sentida a través de su conciencia dolorosa.»
«El deber poético de un poeta en el exilio -añade Gurméndez- no es entregarse a la tristeza, sino resistir y afirmarse en si mismo, aun cuando sufra por el alma de una España peregrina. Así, en sus poemas Arboles, Bosques y Un árbol en la sombra dibuja la congoja oscura de unos, "árboles vivos que bajáis callando", que evocan la tristeza, el desamparo del hombre, pero en la noche se columbra una luz roja que nos enseña, el camino que va hacia España.»
En marzo de 1976 Herrera Petera recibió un homenaje multitudinario en Ginebra. Asistieron numerosos representantes de las artes y las letras, y se recibieron más de 2.500 telegramas de adhesión. Un homenaje que coincidió en el tiempo con el de otro gran poeta español. Juan Rejano, celebrado en México.
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