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Argentina: "prensa de silencio"

El terror empieza por la sangre y termina con la palabra. El silencio, la desinformación, son armas tan mortíferas como una metralla. La masacre de la voz, uno de los objetivos constantes de los Gobiernos antipopulares. Pero cuando a pesar del crimen institucionalizado los pueblos recrean nuevas maneras de comunicación, es porque sus causas no han sido derrotadas y aún perduran los mecanismos de la resistencia. Con casi 4.000 muertos políticos en 1976 y alrededor de 15.000 rehenes. en las cárceles del régimen, el pueblo argentino no se ha dado por vencido. Desde hace poco más de un mes ha roto el cerco de aislamiento al que lo intenta someter la mordaza oficial y la prensa regimentada, al difundir -de manera subterránea y creciente- un nuevo instrumento periodístico de innegable originalidad. La Cadena Informativa, que así se llama, se ha constituido en una fantasmal vía de comunicación donde se plasman todas las noticias que emergen de la trastienda del poder militar. Su objetivo es -por el momento- develar el carácter de la represión y el enriquecimiento ilícito de los funcionarios gubernamentales. El mayor rasgo creativo no reside en el tipo de información -de por sí audaz- sino en el sistema de reproducción de ese material inflamable.

Durante las últimas semanas se ha puesto de moda en Buenos Aires «olvidarse» ciertos papeles en - los medios de locomoción, en las barras de ' las cafeterías, en las graderías de los estadios de fútbol, sobre los pupitres estudiantiles o en los rincones de los vestuarios fabriles. Quien los recoja sabrá -a poco de leer- de qué se trata. Luego su iniciativa hará el resto. Una propuesta inequívoca le ofrecerá el camino:- «Cadena Informativa -dirá el texto- puede ser usted mismo. Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina a mimeógrafo. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las están esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el teror, haga circular esta información.»

Al parecer, esa sucesión de consignas e instrucciones acertó en la necesidad generalizada de superar la rígida censura impuesta por el Gobierno del general Videla. Cadena Informativa puede convertirse en el medio periodístico de mayor difusión en ese país sudamericano. Por el momento su presencia es cada vez más frecuente entre los disímiles estratos de la convulsionada sociedad argentina. No es para menos, su contenido informativo -altamente revelador- incentiva el hambre por las noticias prohibidas.

Sus primeras ediciones sacaron a la luz datos escalofriantes: mil fusilados desde la instauración del Gobierno militar; en el mismo período, y tan sólo en los juzgados de la capital y el gran Buenos Aires, se registró un promedio mensual de cuarenta recursos de habeas corpus; entre presos y desaparecidos la cifra alcanza a 15.000 personas en nueve meses; el precio de la represión asciende a tres millones de dólares diarios.

Otro hallazgo periodístico fue la denuncia difundida por Cadena acerca de la inversión de cincuenta millones de dólares realizada por la Junta Militar, tras el objetivo de mejorar su imagen de Gobierno. La información precisa que, para esos servicios, fue contratada la agencia Diálogo, subsidiaria, de la Walter Thompson, el emporio publicitario internacional con asiento en Nueva York. Otros beneficiados fueron el matutino argentino La Opinión, O Globo de Río de Janeiro y The Daily Telegraph de Londres.

La nueva publicación contiene afirmaciones aún más espectaculares, por . ejemplo, el fusilamiento del capitán de navío de la marina mercante Horacio Gándara, a manos de un pelotón de la Escuela de Mecánica de la Armada. Según Cadena, Gándara había vuelto a su investigación en torno al vaciamiento de la flota mercante argentina en beneficio del grupo multinacional Conway, trabajo que había iniciado con resultados incuestionables en 1969. Esta vez Gándara preparaba un informe confidencial -asegura Cadena- en el cual aparecía implicado, en las nuevas negociaciones con la Conway, el actual miembro de la Junta y comandante de la Armada, almirante Emilio Massera.

El paquete periodístico de Cadena cubre un espectro de singular interés para la curiosidad de los argentinos: negociados alrededor de la privatización de empresas de capital estatal; relaciones comerciales de funcionarios militares con empresas extranjeras; vinculación mercantil entre el ministro de Economía, Alfredo Martínez de Hoz, y el monopolio agro-industrial Bunge y Born; la creciente sofisticación de la tortura; la instalación de secretos campos de concentración, etcétera.

La aparición de Cadena es un hecho de suma irritación para los detentadores del poder en Argentina, no sólo por el papel de la denuncia sino por su indetectable sistema de reproducción. Ya no se trata que las fuerzas represivas descubran una imprenta clandestina de alguna organización opositora, ahora el periodismo de la resistencia está en las manos de todos, de cualquiera. Sólo hace falta un bolígrafo o una máquina de escribir o un ciclostil, en el mejor de los casos.

El mayor peligro -desde la óptica de los militares argentinos- es que ese. material, todavía de estricto nivel informativo, pueda convertirse en una herramienta de organización para encauzar la espontánea iracundia de los sectores populares.

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