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La Democracia Cristiana critica la gestión de Andreotti

El Gobierno de Giulio Andreotti se tambalea, pero no cae. Un Gobierno sin mayoría parlamentaria, a base de abstenciones, tiene que ir siempre con pies de plomo.El pequeño pacto, recientemente concertado entre patronos y sindicatos, ha levantado nubarrones en el horizonte político italiano.

Por primera vez, la Democracia Cristiana le ha tirado de las orejas a Andreotti, recordándole la disciplina de partido, y el marco político en el que se ha reconstruido la actual coalición. A la DC le parece demasiado blanda la actitud de Andreotti al aceptar la exigencia de no tocar la escala móvil, o lo que es lo mismo, el mecanismo que trimestralmente aumenta automáticamente los salarios.

Cuando la Democracia Cristia na acusa de debilidad a Andreotti hace indirectamente algo que los republicanos dicen abiertamente: Te has puesto de acuerdo con los comunistas.

Por eso los republicanos quieren a toda costa que se celebre una cumbre de líderes de los grupos parlamentarios antes de que Andreotti tome decisiones por su cuenta. La situación económica es tan grave que, según los republicanos, no se puede arreglar con acuerdos bilaterales y menos con lo que el senador independiente Cesare Zapulli ha llamado una versión italiana del "social contract "inglés.

Los comunistas, que habían frenado sus presiones sobre los sindicatos para hacerles desistir de sus rígidas posiciones, ven con satisfacción el pacto social, pero temen, a la vez, verse instrumentalizados para solucionar la crisis económicas, de modo que la Democracia Cristiana establezca un Gobierno con el Partido Socialista.

Andreotti vive su momento más difícil. En noviembre había dado un ultimátum de un mes a empresarios y sindicatos para que se pusieran de acuerdo sobre los salarios.

Dado que las negociaciones duraban demasiado, el Gobierno intervino, congelando la escala móvil para los salarios más elevados. Luego llegó el ansiado acuerdo del 25 de enero, pero sólo tras la promesa formal de que Andreotti no tocaría la escala móvil. El minipacto entre sindicatos y patronos es importante, pero si no toca la escala móvil es inservible para destruir la inflación. Si Andreotti recurre al decreto-ley, comunistas y socialistas votarían en contra en el Parlarnento y la crisis empezaría de nuevo.

Por eso, el Gobierno vuelve a reunirse mañana para sancionar antes del 1 de febrero el pacto social entre sindicatos y empresarios. El jueves habrá una reunión cumbre de los jefes de grupos parlamentarios y el Gobierno volverá a reunirse para adoptar el definitivo plan de austeridad que complemente la insuficiencia del minipacto social. Entre las soluciones más fáciles para el Gobierno, está la fiscalización de las cargas sociales, así como el aumento de impuestos al valor añadido y a las rentas más altas. Otra solución sería pedir a las industrias que congelen sus precios por un trimestre.

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