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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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España negra

Bandera a media asta en el Colegio de Abogados. El neoclásico, la marquesina y, por los pasillos, la figura menuda y suasoria de Pedrol Rius, el hombre del puro. Mujeres, muchas mujeres se inclinan sobre el pliego de firmas. España negra. España del luto y los grandes entierros. Un jerarca, antaño, tenía carroza fúnebre de seis caballos. Los muertos de a pie han de caer de cinco en cinco para tener un gran entierro.Algunos periódicos hacen amarillismo. Tratan gráficamente la tragedia política como si fuera la crónica de sucesos. Mujeres crispadas sobre muertos con flores, entre los pies sangrantes del Cristo de España. Dios bendiga cada rincón de esta casa, se titula la próxima película de Chumy Chúmez. Pero, primero, la casa ha sido barrida a tiros por los profesionales que quieren que la víctima les mire a los ojos, como los novios enamorados y celosos de la España negra, que acaban matando de amor.

Me llama Paco García Salve:

-Que he sacado mi primera novela y quiero enviártela dedicada.

Me la envía. Carne de paredón. Carne de moqueta, querido Paco, han sido tus compañeros asesinados. Hoy te matan a domicilio. O sobre la tapicería funcional del despacho. Todo es goyesco y regoyesco. Don José Gutiérrez-Solana, autor de una España negra, me lo dijo una vez en el entierro de la sardina:

-Estoy pintando una cosa muy elegante. Unos cerdos degollados en la carnicería. Tiene unos colores muy elegantes.

Todavía hay editorialistas elegantes que defienden la elegancia del crimen. Pero ha llegado el matón al poblado y se está cargando la cerámica a tiros.

-Es la CIA, que no quiere perder las bases españolas -dice el parado.

Todos nos sentimos desprotegidos. Al que va a quejarse le dicen que no duerma en casa. Me llama el director de una revista:

-Que me voy a dormir a tu casa, que acaban de meterme dos expedientes.

-Los expedientes no matan, hombre. Pero vente, que hay que dar facilidades al amigo y al enemigo.

En medio del remolino mortal, Gil-Robles se subió en una silla, a sus años, y dijo:

-La coalición del centro es el postfranquismo reconstitudio.

Querían quitarle la silla de debajo de los pies. En esto que entra Areilza pidiendo amnistía total. Trae la corbata de dibujitos. Algunos empresarios corren a asociarse. El dinero tiene miedo y se asocia. Hay otro, dinero que huye hacia adelante y dispara. En la Bolsa, con tanta sangre, los agentes de cambio pedían limosna, entre las columnas, a la gente que pasaba y a los turistas del Ritz.

-Hay que hacer cambios en el Gobierno -dice el abrecoches.

El abrecoches se ha puesto gorro frigio, camiseta de fútbol con los colores republicanos y botas de rugby para dar patadas a los ultras.

-Aquí les espero, don Francisco. Comiendo un huevo.

Pasaba don Guillermo Sautier-Casaseca, luciendo en el pecho su medalla del Trabajo con ramas de roble. Y Fraga Iribarne, que envejece mucho cuando no tiene cargos. Aún se cruza la bufanda debajo del abrigo, como los señores de orden. De cuando había orden, claro. Martínez Esteruelas ha estado en el Palacio de la Moneloa y dice que había más lujo en la Fundación March.

-Voy a lanzar un libro de mucha pegada sobre los March -me dice un editor.

También se anuncian varias ediciones de Edmundo d'Amicis, el autor de Corazón, de donde ha desgajado la tele De los Apeninos a los Andes. Suárez, como Marco, va de los Apeninos franquistas a los Andes monárquicos, buscando a mamá democracia. Pero unos cuantos señores se han salido de los ficheros de la policía y se interponen en el camino. Además, que los entierros cortan el tráfico. Bandera a media asta en la España negra. Y el abrecoches, muy grave, pintándose la muleta de luto.

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