Teoría lingüística de las regiones
Con un bello título que nosotros mismos tomamos para estas líneas, el profesor Manuel Alvar ha reunido algunos de sus artículos últimos, referidos —fundamentalmente—, a temas de sociología y geografía lingüística. A su vez, la quinta esencia de estos artículos, algunos ya conocidos por revistas especializadas y por la enseñanza oral de su autor, ha pasado a otro libro posterior, más de divulgación, rotulado genéricamente Lengua y sociedad, de la misma editorial que el presente. Aquí trataremos de recoger algunas de las alusiones conceptuales y hechos más reveladores de estos aspectos que podríamos llamar «ecológicos» del lenguaje, y en los que Alvar ha demostrado ser —desde mucho tiempo— nuestro primer especialista.
Teoría lingüística de las regiones
Manuel Alvar
Sender
Planeta
Barcelona 1976
¿Por qué —en primer término— Teoría lingüística de las regiones? El dominio idiomático de nuestra lengua, en efecto, y como cualquier otro, se halla escindido en parcelas de alguna autonomía en sus formas de expresión, a consecuencia de la historia general peculiar de las mismas. Concretamente, la lengua castellana, hecha lengua española, pasó a Canarias (donde se la llama castellano), y a América; ahora bien, coexistieron allí rasgos del español castellano con un bloque mayoritario de formas del español atlántico. De esta doble matriz fundamental (castellana/ atlántica) dependen las hablas regionales y locales de hoy. A propósito, en particular, del andaluz, Alvar explica las repercusiones de la debilitación de la s en los sistemas nominal y verbal; quizá, por ello, hubiese sido también oportuno que el autor recogiese en este volumen tan fácilmente accesible su artículo de temática complementaria de la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares(1955)
Otros capítulos del libro están referidos, como ya apuntábamos, a temas sociolingüísticos, esto es, de «lingüística institucional» (p. 37). Las lenguas no existen sino en el uso diastrática o diafásicamente condicionado de hablantes de concreta geografía y diacronía cualquier lingüística que restrinja sus horizontes —por tanto— a un hablante-oyente idealizado se vacía de contenido empírico. La teoría debe atender, como subraya Labov en las últimas líneas de su magnum opus «Sociolinguístics Patterns» (1973), desde los universales del lenguaje, hasta la dialectalización interna de las comunidades particulares. Alvar postula, así, el paso de la Fonología convencional a la Sociolingüística: no podemos olvidar las diferencias polimórficas —dice— pues ello nos obligará una valoración de los hechos fonéticos en sí mismos.
En otro momento explica cómo las actitudes de los hablantes o las relaciones mercantiles informan el sentido del contacto de lenguas en la frontera catalanoaragonesa, y se refiere a un problema sociológico de alta trascendencia: la incorporación de poblaciones marginadas en Hispanoamérica mediante su castellanización lingüística: « Los pueblos jóvenes de América no pueden elegir: necesitan incorporar a su realidad histórica de hoy a todas las tierras a las que difícilmente llega el Estado, y a todos esos hombres que necesitan de ayuda y a quienes se necesita, ».
Ningún profesional español de la filología medianamente informado desconoce la enorme aportación cumplida por el profesor Alvar en más de treinta años de labor. Pero su obra, dispersa, corre el riesgo de no alcanzar la penetración que todo país necesita del trabajo de sus grandes estudiosos, De ahí que terminemos invitando al autor a que no sólo reúna sus artículos difícilmente accesibles, sino a que redacte el tratado general de conjunto que ineludiblemente está abocado a hacer.
Babelia
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