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El ministro presentó en las Cortes el proyecto de ley sobre derecho de asociación sindical

Enrique de la Mata: "La pluralidad es un hecho irreversible e irrenunciable"

«La libertad ha venido a la España de la Monarquía por sus pasos contados; la libertad está contenida en nuestra reforma política y, de hecho, se encuentra en la realidad de la vida cotidiana. Sólo vamos a hacer legal lo que ya tiene vigencia entre los españoles, porque la pluralidad de opciones es un hecho de nuestro tiempo, irreversible e irrenunciable.» Así se expresó ayer el ministro de Relaciones Sindicales, Enrique de la Mata, ante la Comisión de Leyes Fundamentales de las Cortes, al presentar el proyecto de ley sobre derecho de asociación sindical.

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El señor De la Mata destacó la importancia del proyecto de ley, que «al reconocer la plena libertad de asociación en la vida sindical -dijo- aparece como elemento clave en el perfeccionamiento de las relaciones laborales entre empresarios y trabajadores». Lo estimó, además, «esencialmente congruente» e inserto en la reforma política.Elogió el trabajo realizado por la ponencia y manifestó que la idea básica que inspira al proyecto no es otra que «la del obligado y absoluto respeto a la dignidad y a la libertad de la persona, lo que lleva implícito el reconocimiento y la defensa de uno de los derechos fundamentales: el derecho de promover libre y espontáneamente, junto con otros, las entidades idóneas para la defensa de sus intereses profesionales». El ministro de Relaciones Sindicales encuadró este derecho dentro del de asociación y como una consecuencia inexcusable de la libertad política y del principio por el que «el individuo ha de poder concertarse libremente para la consecución de todos los fines lícitos de la vida humana».

Tres objetivos

A continuación, el señor De la Mata aludió a los tres objetivos de la ley que se proyecta: el reconocimiento de las libertades sindicales y la defensa de su libre ejercicio; la necesaria y recíproca independencia entre las organizaciones sindicales de trabajadores y de empresarios, y la autonomía de las asociaciones sindicales, amparándolas frente a cualquier injerencia extraña a sus propios y claros objetivos. Esto no implica -apostilló el ministro- que las asociaciones sindicales «se encuentren desprovistas de orientación política, ya que, por irreal, esto es ciertamente impensable».

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Se refirió después el señor De la Mata al carácter polémico del proyecto de ley en el actual momento de vertiginosa aceleración de la dinámica política y social, y señaló cómo no faltan voces que le acusan de infringir las Leyes Fundamentales, mientras otras le acusan de antidemocrático. Tras destacar que el Gobierno no ha utilizado el procedimiento del decreto-ley para este proyecto, a pesar de su urgencia, expresó la creencia gubernamental de que se encuentra amparado por el artículo 16 del Fuero de los Españoles -«en cuanto proclama la libre asociación para fines lícitos»-, reforzado por la ley Fundamental para la Reforma Política y concorde también con una interpretación de«la Declaración XIII del Fuero del Trabajo distinta a la de la vigente ley Sindical, pero «posible».

Unidad voluntaria

El ministro de Relaciones Sindicales negó que las intenciones del Gobierno sean las de destruir la unidad sindical, pero estimó que no es válida ni defendible «la un¡dad impuesta por ley», contra la posible voluntad de quienes deben ser «sus artífices, no sus servidores». «La unidad resultante de un pluralismo libremente formulado, que manifieste y dé paso a una superior decisión voluntariamente unitaria, debe estimarse como deseable.»

Por otra parte, el señor De la Mata aclaró que el proyecto de ley que presentaba no era la reforma sindical, sino una base indispensable para llegar a ella con la participación colectiva de empresarios y trabajadores. Rindió público reconocimiento a los actuales dirigentes sociales por la labor realizada durante años, y les animó a seguir su tarea en el nuevo sindicalismo.

Sobre la conflictividad del pasado año, el ministro de Relaciones Sindicales recordó que durante 1976 se había aumentado el número de convenios, y en cuanto a noticias tan espectaculares como las de cien millones de horas perdidas, puntualizó: «...debemos situar el tema de las huelgas en el lugar que exactamente le corresponde, y no olvidar que la huelga no es sino un derecho del trabajador y si pensamos que en España se trabajan setenta millones de horas por día, la cifra de cien millones por año comienza a no tener la importancia que los agoreros de siempre pretenden atribuirle».

Por último, el señor De la Mata pidió un «uso razonable» de la libertad sindical que regula el proyecto de ley, y confió éste a los procuradores, apelando a su responsabilidad ante el pueblo español «que ha emprendido decid¡do, bajo la ley y la libertad -concluyó- el camino de la democracia».

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