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"Que se aplique al campo económico la filosofía seguida en el político"

La crisis económica española no puede entenderse, a juicio del presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao, Enrique Guzmán, si no se tiene en cuenta que no se ha afrontado la crisis energética, cuando otros países lo vienen haciendo desde hace tres años. Los sucesivos gobiernos han preferido obviar este tema, aplicando una pobre política de parches mientras el problema se ha agravado.

Las secuelas de esta política económica han sido: un 20% de inflación; un paro real que puede estimarse en 800.000, personas si se tiene en cuenta a las nuevas generaciones que no encuentran trabajo; un déficit de la balanza por cuenta corriente que superará los 4.000 millones de dólares y un descenso de la inversión que en términos reales puede situarse por encima del 5%.Estos resultados son en definitiva, la consecuencia de una política económica que a lo largo del pasado año no ha pasado de los buenos propósitos. En esta línea se enmarca la devaluación de la peseta, que a falta de unas medidas complementarias que no llegaron a adoptarse, se limitó a atizar la hoguera inflacionista. La Cámara de Comercio de Bilbao dedica un apartado especial a la ley de Relaciones Laborales, que «suponía un grano de rigidez en tema tan delicado como el despido o las relaciones empresarios-trabajadores y que fue dictada en un momento coyuntural muy difícil, lo que añadió nuevas incertidumbres a las expectativas empresariales.»

Acerca de las medidas dictadas en otoño ante el miedo de los empresarios, «hoy en día existe el convencimiento absoluto de que el país estaba necesitando medidas mucho más enérgicas, ya que las aplicadas hasta el presente no nos van a sacar del impasse en que estamos metidos».

Otro factor al que la Cámara, de Comercio dedica atención especial es a la conflictividad social que hizo poder más de cien m¡llones de horas de trabajo corno consecuencia de las huelgas y «lo que es aún mucho más grave, las empresas se transformaron en un campo de batalla en el que se dirimían cuestiones extralaborales, que muy poco tenían que ver con los auténticos intereses de los trabajadores».

«Se hace cada vez más urgente -añade el señor Guzmán- la búsqueda de interlocutores válidos entre empresarios y trabajadores, que permita un diálogo existente entre ambas Partes.»

Esperanzas políticas

Enrique Guzmán se siente más esperanzado ante las perspectivas políticas del nuevo año. «Hemos de congratularnos -dice- de que el paso de una situación personalista hacia la dernocracia se esté produciendo a un coste social pequeño, si tenemos en cuenta que cuarenta años son muchos años para que no estén profundarnente arraigadas una serie de raíces institucionales difíciles de modificar».

Para la Cárnara de Comercio de Bilbao el fomento de las inversiones y la disminución del nivel de paro exigen atajar la inflación de costes y «una cierta flex¡bilidad en el empleo», única manera de evitar la ruina de innumerables empresas.

Todo ello exige un programa económico de nueva factura, lejos del corte estabilizador al estilo clásico, en un clima de confianza que necesita de buenas dosis de austeridad.

El programa que se adopte deberá contar con el consenso de los diversos intereses en juego, de ahí la necesidad de un pacto social.

En definitiva se trata de aplicar al canipo económico la misma filosofía que se ha seguido en el terreno político. En este sentido entiende la Cámara de Comercio de Bilbao que una de las reformas urgentes que habrá de adoptar el nuevo Gobierno es la institucionalización de las regiones y por lo que al País Vasco se refiere, el señor Guzmán insiste en que deben ser las juntas generales las que discutan con el Estado español el tratamiento más adecuado para este tema.

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