_
_
_
_

Recuerdo de Verlaine

«Verlaine no es un diablo tan negro como lo han pintado. Si ha sido infeliz, si todavía lo es y debe serlo siempre, se pueden notar en él ciertos inesperados mutismos, ciertos actos salvajes, que pueden recordar la timidez de un gato maltratado. Pero desde que pudo superar inquietudes y pesares nadie es ni amable ni más afable, nadie más alegre que este hombre rudo… Ríe de todo corazón y sin hiel.» Esto decía Paul Verlaine de si mismo, consciente de esa contradicción en que se movió toda su vida.

El que murió hace hoy 81 años, fue un poeta con mala prensa. Discípulo de Baudelaire y L'lsle, Adam de Gautier y Banville, en su persona caen los últimos golpes del Romanticismo, que son los más pasionales, allí donde lo que Octavio Paz llama «el nuevo espíritu», la modernidad, ha madurado, se ha cuajado, ha sabido desatarse de prejuicios y abalanzar al hombre sobre el abismo de sí mismo, y del mundo. De las simas profundas de los sentidos -.esa libertad luciferina, recién descubierta y dolorosamente vivida- a las alturas de la mística inconfesada, materializada en palabras luminosas sensitivas. Verlaine conoce de si mismo la debilidad, la nobleza, la gloria y la miseria. Sus versos, de los que unos pocos son inmortales, han sido la señal de sus alturas. De su vileza, los contemporáneos nos dan la imagen, respetada y querida pese a todo, de un hombre especialmente feo, angustiosamente dominado por el alcohol y la melancolía, raptado por la depresión.

Y dice Paul Claudel: «Fue el publicano, en el rincón más sucio de la iglesia y el pecador que se confiesa con lágrimas en los ojos.» Y André Suerés: «Si no hubiese pecado, no se habría arrepentido, si no hubiese caído tan bajo, su plegaria no habría alcanzado tanta altura. Su destino fue vivir en la degradación para revivir en el amor más puro.»

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_