La política económica divide al Gobierno de Andreotti

El presidente del Gobierno, Giulio Andreotti, se entrevistó ayer por la tarde con los dirigentes sindicales. Tanto los ministros como los sindicalistas habían celebrado sendas reuniones preparatorias.El objetivo principal de la política del Gobierno sería dar un nuevo impulso al empleo y a las inversiones. La lucha contra la inflación pasa a un segundo plano. Pero las diferencias en el seno del gabinete se han hecho evidentes.

El ministro del Tesoro, Gaetano Stammati, y el gobernador del Banco de Italia, Baffi, que también asistió a la reunión, quieren que a nuevos gastos correspondan nuevos impuestos, y sobre todo contener el déficit público y el consumo privado para reducir la tasa de inflación. Los ministros de Hacienda, Pandolfi, y de Industria, Donat Cattin, objetan que frenar de repente la inflación significa llevar a la bancarrota a muchas empresas y, por tanto, aumentar el desempleo.

Los comunistas insisten en que se haga una selección de inversiones y en que el Gobierno ponga en marcha una política positiva, a fin de que se impida que, dentro de seis meses, haya 400.000 desocupados más.

Los sindicatos, por su lado, acuden a la mesa de Andreotti con deseos de concretar y hablar menos. Se cierran a cualquier modificación de la escala salarial o del ajuste del salario al coste de la vida, y sólo están dispuestos a hacer concesiones en cuanto a ancianidad, liquidaciones, pequeñas cosas. Quieren, sobre todo, respuestas precisas y no paños calientes, y conocer la línea política general del Gobierno en cuanto a reconversión industrial.

En realidad, del espantapájaros, agitado días pasados por Donat Cattin, de que se corre el riesgo de contar con 600.000 desocupados más los próximos meses, ha condicionado prácticamente a los comunistas y a los sindicatos: a los primeros, porque se han inclinado enseguida por la fórmula de dar ante todo impulso a las inversiones, y a los segundos indirectamente, porque la prioridad de este tema hará que su postura sea más posibilista y abierta a la negociación.

Por lo demás, el mismo líder del Sindicato Unitario Comunista, la CGIL, lo ha dicho en una entrevista a radio Moscú: «los sindicatos quieren un nuevo tipo de sociedad a través de la lucha por la ocupación, dando prioridad a la agricultura, y al problema de la participación estatal y del sur del país. Luciano Lama ha criticado duramente a los grupos extremistas que de izquierdas no tienen nada, según ha dicho literalmente.

El presidente de la Confederación de Industriales, Guido Carli, ha asegurado en una entrevista a Corriere della Sera que Italia se encuentra en la encrucijada entre la ruina y la salvación.

El viento que sopla por encima de declaraciones altisonantes es de negociación y pacto social, mientras el cuadro político del Gobierno Andreotti se consolida. Lo que Berlinguer teme en el fondo es que se llegue a una crisis de gobierno con elecciones anticipadas, o el retorno a una coalición de democristianos y socialistas. No es una casualidad que estos últimos hayan defendido a Donat Cattin, mientras muchos comunistas pedían su dimisión. Amendola, el líder teórico del eurocomunismo de más prestigio, ha salido al paso, reconociendo a Andreotti habilidad y paciencia y sosteniendo que por todos los medios es necesario evitar una crisis de gobierno en este momento.