_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El ensayo y sus desajustes

Ha pasado el tiempo necesario para poder examinar la preparación, desarrollo y resultados del referéndum con el espíritu libre de toda clase de prejuicios, y para deducir algunas conclusiones de posible utilidad.Han coincidido prácticamente todos los comentaristas políticos nacionales y extranjeros en considerar que el resultado del referéndum constituyó un éxito rotundo para el presidente Suárez. Según ha insinuado uno de los más oficiosos y serviles comentaristas -la adulación al que manda es planta que, por desgracia, florece en todos los regímenes y con mayor exuberancia en los absolutistas y sus derivados el triunfo habría hecho al presidente sentirse tan fuerte y seguro ante la Oposición que el diálogo mantenido estos días con los señores Tierno Galván y Pujol debe ser considerado como un acto de generosa gracia concedida por quien no tiene ya necesidad de contar con las fuerzas democráticas de la Oposición.

A cualquier espíritu sereno, libre de toda pasión, le sería difícil aceptar sin reservas el triunfalismo de esa tesis, sobre todo después de los graves acontecimientos que se han sucedido en cadena en los días anteriores a la consulta popular inmediatamente después de que el pueblo soberano elevara sobre el pavés de las urnas electorales al triunfador máximo de la tibia y discutible consulta ciudadana. Recordemos el secuestro del presidente del Consejo de Estado, cuyo paradero se ignora cuando se escriben estas líneas, a los veinte días del condenable y sospechoso atentado de la calle de Montalbán la fuga de cinco presos de la cárcel de Basauri a los pocos días del fracaso del primer intento de evasión, la rueda de prensa desafiante del secretario general del Partido Comunista, cuya presencia en España se ignoraba oficialmente, aunque de todos fuera sabida, la tumultuosa maniestación de agentes de la fuerza pública aunque vestidos de paisano y sin armas seguida de agresión a un alto jefe de las mismas y que ha obligado al Gobierno, con energía que no por tardía es menos digna de alabar, a remover a titulares de puestos clave en el mecanismo de mantenimiento del orden público, la pasividad de ciertos agentes de la autoridad, ante la agresión, algo más que verbal, de que fue objeto el presidente de las Cortes, obligado a intentar el supremo recurso de llegar a las puertas de una embajada en busca de protección; la detención de Santiago Carrillo -hoy atenuada por el juez- en circunstancias que autorizan a pensaren el extraño fenómeno de una posible conjunción de fuerzas que deberían ser antagónicas, pero que en la práctica coinciden en la finalidad de poner obstáculos en la proclamada marcha del Gobierno hacia la democracia; ja ocupación masiva de la Puerta del Sol por la policía ante el anuncio de una manifestación comunista, con la cooperación activa -y esto es tal vez lo más grave- de jóvenes armados no pertenecientes a las fuerzas de orden público ... ¿A qué seguir?

Bastaría este conjunto de hechos, en una situación política medianamente normal, para rebajar el resultado del referéndum a- sus verdaderas proporciones. Pero no quiero limitarme a destacar estas negras líneas del cuadro, pues creo más constructivo, sobre todo cuando parece que nos acercamos a la elección de candidatos para los proyectados organismos constituyentes, procurar poner de relieve la verdadera naturaleza del referéndum y su significación, al margen tanto de ditirambos triunfalistas como de reservas mentales o insinuaciones malévolas.

El referéndum no ha sido más que un ensayo -ensayo general si se quiere- de la futura operación democrática.

Como todo ensayo general, y máxime si ha sido montado, como en el presente caso ocurre, por elementos autoritarios de reciente conversión a la democracia, y con una masa habituada a las dóciles expresiones de voluntad de la época franquista. el ensayo ha puesto de manifiesto ciertos desajustes que es preciso destacar.

El ensayo tuvo todas las características de las operaciones democráticas del franquismo: propaganda desaforada, mediocre y hasta irritante del Gobierno, con abundantes recursos económicos nutridos por aportaciones, de todos los españoles, apenas atenuada por unas limitadísimas intervenciones en la televisión de elementos oposicionistas, falta de control de la verdad de la votación en la inmensa mayoría de las mesas electorales, mantenimiento del aparato coactivo del partido único en ciudades y sobre todo en pueblos y aldeas,- presión moral para que todos votasen, sin excluir al propio Jefe del Estado, olvidando que es lógico que éste vote cuando es cabeza de partido en una república, o jefe del partido único como lo era Franco, pero no cuando es encarnación de una institución que debe estar por encima de diferencias partidistas en un régimen monárquico. impulso oficial a la inercia de una opinión acostumbrada desde hace cuarenta años a decir sí a todo lo que el Gobierno propone... No es fácil dejar a un lado costumbres arraigadas en el cuerpo social desde hace casi medio siglo.

A la luz de esta interpretación resulta curioso observar la contradicción en que incurren aquellos que, en nombre de Franco, se han opuesto con más energía a la llamada reforma política. No han faltado entre ellos quienes han hablado incluso de fraude electoral y escamoteo de votos negativos..Si esto fuera cierto -y en ello ni entro ni salgo- la única conclusión válida sería la de que también aquí el ensayo del referéndum habría sido fiel al espíritu de los úItimos decenios. ¿Es que se puede decir seriamente que hubo una sola consulta electoral sin fraude. en la época franquista?

Digase lo que se quiera, el resultado del referéndum ha sido el que tenía que ser. A, pesar de ello, o tal vez por ello mismo, nada representa ni nada eficaz hubiera podido representar para el país, a menos de encajarlo en sus verdaderos límites, es decir, considerarlo como un ensayo previo para acometer seriamente la prueba decisiva de las elecciones.

Mas para ello es preciso que todos extraigamos de lo ocurrido la lecciones que encierra, para no caer en los mismos fallos y desajustes que el ensayo ha puesto de relieve.

La actitud del cuerpo electoral no puede ser en las futuras elecciones del Congreso y del Senado la misma que ha sido en el referéndum. En éste se pedía al ciudadano que. definiera su posición con la respuesta sencilla de un sí o de un no, No importa que la pregunta fuera de una peligrosa complejidad y por ello poco leal en su formulación. La propaganda- uni lateral del Gobierno simplificó, falseándola, la cuestión. presentándola a una opinión despolitizada, como una opción entre un régimen pasado, desacreditado Y decrépito, y un porvenir democrático cuya estudiada indeterminación le hacía simplistamente apetecible. El pueblo español ha pronunciado un aplastante sí, que no es más que un rotundo no al pasado.

Pero en unas elecciones para las dos Cámaras constituyentes, la consulta no puede formularse en términos tan simplistas. El pueblo ha de decidirse sobre programas, sobre doctrinas. sobre organizaciones, sobre hombres.

Triste sería la suerte de España si los errores e incomprensiones de unos y otros simplificaran la consulta electoral reduciéndola a una opción entre dos bloques inconciliables!

Si el Gobierno quiere unas elecciones normales, tiene que corregir los fallos y desajustes del ensayo del referéndum: sustituir la posición beligerante que adoptó por una actitud de neutralidad estricta, dar iguales oportunidades de propaganda para que todas las ideas puedan llegar a todos los ciudadanos: otorgar las necesarias facilidades para la estructuración de los par tidos con vistas al acto electoral. eliminar los organismos coactivos del partido único sin que por ello haya de olvidar las situaciones personales de sus componentes: negociar cuanto antes con la Oposición democrática una ley electoral que no sea sólo concebida para el Gobierno y sus amigos... Y en resumen, pensar que los graves problemas que España tiene planteados no podrán si quiera encauzarse si no se cuenta con una Oposición constructiva, que a cambio de una actitud comprensiva e indirectamente colaboradora, no pide ni puestos, ni cargos, ni beneficios persona les, sino igualdad ante la ley y justicia estricta sin diferencias entre tirios y troyanos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_