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Nuevos ataques de los sindicatos alemanes contra el gobierno de Schmidt

Hace pocas semanas el presidente de la Confederación Alemana de Sindicatos, Heinz Oskar Vetter, criticó en un largo comentario publicado en el Die Welt der Arbeit, portavoz oficial de la Organización Sindical alemana, el programa socio-político y económico de la declaración gubernamental de socialdemócratas y liberales. El líder sindical germano, lejos de amainar en su actitud crítica y hasta hostil, ha intensificado sus ataques contra la política de la coalición social-liberal.

En una entrevista concedida al semanario Der Spiegel Vetter puntualiza aún más su disconformidad con una concepción programática dictada en su opinión por los liberales. Para Vetter, la lucha contra el desempleo, el perfeccionamiento de la formación profesional de los trabajadores y el aseguramiento de los puestos de trabajo tienen que ser los objetivos principales de la política social de los próximos años.Al mismo tiempo insiste Vetter en la desproporción entre los beneficios obtenidos por la industria germana y las reivindicaciones salariales de los sindicatos, inferiores a los ingresos obtenidos por la mayoría de las empresas germanas a lo largo de los años pasados.

La confederación ha lanzado su reto no sólo a los representantes de los patronos sino también al propio Gobierno federal. Un reto que por parte empresarial ha provocado una fuerte reacción afirman así que los sindicatos germanos pretenden socavar los cimientos de la economía de mercados sociales o, con palabras del presidente de la Federación Alemana de Industria, Hans-Guenther Sohl la crítica de Vetter atenta contra la economía de mercado y repercute gravemente en el clima social.

Dura prueba para el canciller

Las diferencias entre los sindicatos y la coalición social-liberal representan para Helmut Schmidt una dura prueba, una prueba con que no debe de haber contado. Los sindicatos germanos se han caracterizado siempre por su conducta disciplinada y hasta cierto punto contemporízadora. Han pospuesto en más de una ocasión las tradicionales reivindicaciones sindicales como la cogestión paritaria «real» y han respetado el contrato social como ninguna otra organización sindical del hemisferio occidental. Esta tregua parece haber llegado a su fin.Para el Gobierno federal se plantea, empero, un problema adicional. Gran parte de los diputados socialdemócratas en el octavo Bundestag proceden de los sindicatos, es decir, que por sus especiales vínculos con las organizaciones de trabajadores, estarán más que dispuestos a dificultar la labor legislativa de la coalición en el Parlamento, si ésta contraviniese sus pricipios.

El canciller y su Gobierno deberán batirse en consecuencia en dos frentes. Por un lado tendrán en contra a una oposición fuerte y por otro tendrán que vérselas con la crítica de los sindicatos que parecen haber iniciado una nueva política frente al poder ejecutivo.

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